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Paro fuera de control

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) divulgados ayer no pueden ser más alarmantes: el número de parados en España alcanza los 4,91 millones de personas, lo que representa el 21,3% de la población activa. La elevada cifra, sin parangón en el conjunto de los países desarrollados, viene marcada por una importante destrucción de empleo. En concreto, en el primer trimestre de 2011 desaparecieron 256.000 puestos de trabajo, la mayor parte de ellos correspondientes a contratos fijos, lo cual, además de suponer un drama para los afectados, pone en entredicho la eficacia de la reforma laboral que ha promovido el Gobierno y que persigue, en teoría, imprimir una mayor estabilidad laboral para erradicar la alta tasa de temporalidad.

El Ejecutivo admite que la situación es "grave", pero sostiene que el desempleo ha "tocado techo". Ojalá tenga razón. Pero, a día de hoy, la realidad es que la reforma laboral no ha animado la contratación y el plan de ajuste económico impuesto por Bruselas tampoco contribuye a estimular el mercado laboral. En la entrevista que publica hoy este diario, el ministro de Trabajo admite que el aumento del paro "es, en parte, consecuencia del ajuste presupuestario". Obvio: una de las lecciones que arroja el dato del paro es que las recetas económicas que quizá convengan en la actual coyuntura a determinados países no necesariamente benefician a otros que no poseen la misma estructura productiva. El hecho es que, mientras Zapatero recibe elogios en el exterior por "hacer los deberes", el paro roza en España los cinco millones de personas.

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