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El PP y el ‘honor’ de Camps

El miércoles pasado, nada más conocerse la absolución de Francisco Camps por un jurado popular, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, preguntó a los cuatro vientos quién restituirá el honor del expresident valenciano. Es poco probable que quienes cuestionaban la honorabilidad de Camps antes del juicio vayan a cambiar de parecer después del alud de pruebas y grabaciones bochornosas que se escucharon durante la vista, por más que cinco de los nueve miembros del jurado hayan decidido que el acusado no recibió regalos en virtud de su cargo. Las convicciones democráticas exigen, por supuesto, acatar el fallo, pero ello no implica que haya que compartirlo ni, mucho menos, respetarlo. Durante el juicio quedó en evidencia la calaña de los dirigentes del Govern y el PP valencianos procesados, así como el alcance de la corrupción que impregnó la Administración pública bajo el mandato de Camps. Hay que recordar que este, al dimitir el 20 de julio de 2011, había pactado declararse culpable junto a otros dos imputados en la causa; sin embargo, cambió en el último momento de estrategia y prefirió afrontar un juicio popular, mientras sus dos compañeros, que reconocieron haber recibidos trajes y otros regalos, fueron condenados y pagaron una multa de 9.600 euros. El PP cometería un error al intentar convertir en una victoria política el que cinco conciudadanos de Camps, ya sea por convicción sincera o por simpatía ideológica, lo hayan exonerado en los tribunales. Y si Rajoy comparte con Cospedal la necesidad irrefrenable de que se le restituya el honor al expresident, lo tiene bastante fácil: invítelo a volver al cargo.

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