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La "lealtad" de los caídos

Para que una democracia funcione a carta cabal, sus políticos han de ser ejemplares. Y una de las pruebas del nueve de la ejemplaridad la constituye la actitud frente a la corrupción. Cuando un partido descubre una manzana podrida en su seno, lo que se espera es que la destituya de manera fulminante e, incluso, que la denuncie ante la justicia ordinaria, de modo que a los ciudadanos no les quede la menor duda sobre el destino que espera a quienes ponen el interés general al servicio del beneficio propio.

Esa ejemplaridad ha brillado por su ausencia en la reacción del PP ante el caso Gürtel. Esperanza Aguirre no destituyó al consejero de Deportes, Alberto López Viejo, al trascender que estaba metido hasta la médula en la red de corrupción. Fue López Viejo quien dimitió, el 8 de abril de 2009. La presidenta madrileña presentó la dimisión como un acto de "generosidad" hacia el partido frente a una supuesta "campaña de desprestigio" contra el PP y aseguró que el consejero no había cometido "ningún acto ni ilegal ni irregular". De modo similar, Luis Bárcenas –al que se acusa de recibir 1,3 millones de euros en comisiones– no fue despedido, sino que dimitió como tesorero nacional y militante del PP el 8 de abril pasado. El partido alabó la "magnífica gestión" de Bárcenas y su "lealtad" con la organización. Un día antes, el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, con el lenguaje que lo caracteriza, se preció de haber echado "a patadas" a Pablo Crespo de la secretaría general del PP gallego cuando sospecharon que "había algo", en referencia a las relaciones con la trama Gürtel. Las supuestas patadas no impidieron a Crespo mantener hasta 2005 su cargo de consejero del ente público Portos de Galicia, hasta que, finalmente, se dedicó por completo a sus negocios con Francisco Correa. Y José Manuel Romay Beccaría, que como vicepresidente del PP gallego era el superior inmediato de Crespo, acaba de ser nombrado tesorero nacional del partido en sustitución de Bárcenas.

¿Qué impide al PP actuar con ejemplaridad contra las manzanas podridas? La respuesta es bien simple: lo que está podrido es el propio árbol. El caso Gürtel toca de lleno al PP. Y en tales circunstancias resulta crucial para el partido la "generosidad" y la "lealtad" de los que vayan cayendo.

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