Principia Marsupia

Ni bueno ni malo, sino real

Mi resaca, la pierna de cordero y yo, estábamos reunidos frente al ordenador para felicitaros el nuevo año. Nos enfrentábamos, sin embargo, a un problema esencial: ¿Qué  desear a los lectores del Principia Marsupia? ¿Un buen año quizás? ¿O acaso un nefasto 2012?
No nos entendáis mal. Queremos alegría, especialmente para las personas de bondad e inteligencia. Y si te gusta este blog, eres, sin duda, alguien de exquisito gusto, sublime entendimiento y refinada sensibilidad. Pero la alegría se saborea por instantes, y, en todo caso, los humanos somos muy incompetentes para adivinar los eventos que nos ayudan a alcanzarla. Lo que en cierto momento nos parece desgracia, se revela, más tarde, como gran oportunidad. Y al revés, muchos deseos se muestran, una vez conquistados, como soporíferas circunstancias. Si uno mismo es incapaz de diferenciar, ¿cómo íbamos nosotros a desearos nada?
Estábamos en este debate, cuando la pierna de cordero nos recordó un texto de Derek Miller.

Ni bueno ni malo, sino real

Derek Miller fue un escritor canadiense que falleció el pasado Mayo con 41 años. Unos meses antes, le había sido diagnosticado un cáncer terminal de colon. Derek preparó este post para que fuese publicado en su blog el día de su muerte.
El texto es, entre muchas otras cosas, una extraordinaria declaración de amor a Airdrie, su mujer y la madre de sus dos hijas. Os proprongo un reto: tenéis que leer el último párrafo de su artículo en voz alta y sin que os tiemble la voz. No es broma, ¡quiero que lo intentéis! Id a algún lugar donde podáis estar solos y recitad sus últimas palabras:

"Airdrie, fuiste mi mejor amiga y mi conexión más profunda. Quién sabe cómo hubiésemos sido el uno sin el otro, pero yo creo que el mundo habría sido un lugar un poquito más pobre. Te amé profundamente. Te amé, te amé, te amé."

La solución a nuestro problema estaba en este otro párrafo:

"Nadie sabe realmente lo que la vida le prepara. Podemos hacer planes y podemos disfrutar de lo que nos gusta, pero no podemos pretender que todos nuestros planes funcionarán. Algunos lo harán quizás, la mayoría fracasarán. Nuevas ideas, nuevas ilusiones irán apareciendo: ocurrirán sucesos imposibles de imaginar con antelación. Todo esto no es ni bueno ni malo, sino real."

Así se revelan los acontecimientos con la perspectiva del tiempo. Nuestras historias de amor y las de desafectos, las decisiones profesionales, los encuentros y las despedidas. En el momento en que ocurren, nos parecen de una tonalidad bien definida: a veces tristeza, otras alivio, otras alegría o euforia.  Con el tiempo, los colores se mezclan y las emociones se confunden. Aquella pérdida fue sufrimiento y desgracia, pero nos permitió descubrir nuevas ternuras. ¿Quién sabe si la victoria de hoy no se convertirá en tormento mañana?
Sólo una cualidad resiste: lo vivido fue real.
Mi resaca, la pierna de cordero y yo, hemos decidido no desearos un buen año. Tampoco uno nefasto (¿te imaginas?).
Que viváis un 2012 profundamente real.

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