Principia Marsupia

Humor, inteligencia y ternura: Kurt Vonnegut, MM

Les ruego se levanten para recibir a Kurt Vonnegut, que será ordenado primer Marsupial Máximo en esta ceremonia.
Vonnegut es uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX, un maestro de la sátira y el humor negro. Pero, para ser proclamado ¡primer! Marsupial Máximo, todo esto no es suficiente. Ni es el sólo gran autor americano, ni el único maestro del humor.
Lo que hace a Vonnegut merecedor de nuestro primer MM es su capacidad para trenzar los tres elementos más valiosos de la condición humana: el humor, la inteligencia y la ternura. Tres cualidades y sus tres reflejos en la realidad: la risa, las ideas y las caricias. Los textos de Vonnegut son pañuelos tejidos con esos tres hilos, pañuelos para las lágrimas que acompañan las carcajadas y para las que viajan con la emoción.
Humor, inteligencia y ternura, son asuntos difíciles de combinar. El humor, incluso el mejor humor, suele apoyarse en lo anecdótico y huir de los territorios más sensibles y dolorosos. Lo tierno suele resultar poco sutil -de alguna manera, es inevitable ¿acaso hay algo menos sutil que el amor incondicional, cima de la ternura?- Lo inteligente, en su obligada búsqueda de la verdad, suele devolver enunciados frígidos y solemnes.
Humor, inteligencia y ternura: Kurt Vonnegut, MM
Vonnegut es a la literatura lo que Chaplin al cine. Payaso, crítico social y político, explorador de la naturaleza humana.
La mejor manera de conocer a Vonnegut es, por supuesto, leer sus libros. Pero como es domingo por la tarde, y las librerías no abren hasta mañana, os copio algunos pasajes que tengo subrayados. Siento no incluir las líneas más divertidas, pero soy incapaz de traducirlas sin provocar una hemorragia de ingenio. Varias lectoras de este blog son especialistas en filogía inglesa. La próxima vez, haré uso de vuestros servicios. Vuestros servicios profesionales, quiero decir. Me refiero a vuestros servicios linguísticos, claro está. Vaya, esto suena algo confuso, ¿no?
Con todos ustedes, Kurt Vonnegut, MM.
El secreto de la felicidad,

Quiero hablarles de mi tío Alex, que era el hermano de mi padre. [...] Su principal queja sobre otros seres humanos era que no se dan cuenta de los momentos en los que eran felices. Cuando éramos niños y en verano bebíamos limonada bajo un manzano, el tío Alex interrumpía la conversación para decir, "Si esto no es maravilloso, ¿qué lo es entonces?". Lo mismo hago yo ahora, y mis hijos y  nietos. Y les solicito a ustedes que por favor se den cuenta cuando son felices, y exclamen o murmuren o piensen "Si esto no es maravilloso, ¿qué lo es entonces?".

En una entrevista, poco antes de morir,

Más de una vez me pregunté cuál es mi hogar. He llegado a la conclusión de que mi hogar es Indianápolis cuando tenía nueve años. Tenía un hermano, una hermana, un gato, un perro, una madre, un padre, tíos y tías. Y no hay manera de volver.

Su análisis de la sociedad contemporánea,

Demasiadas personas necesitan recibir el siguiente mensaje: "Siento y pienso igual que tú, me preocupan las mismas cosas que a tí. No estás solo".

Una virtud que Vonnegut echaba en falta,

Desearía que quienes se supone se quieren, dijesen cuando se pelean: "Por favor, un poquito menos de amor, y un poquito más de decencia".

La risa como arma de resistencia,

El humor puede ser muy noble. La risa es tan honorable como las lágrimas. Risas y lágrimas son, ambas, respuestas ante la frustración y el cansancio, a la futilidad de pensar y de seguir luchando. Personalmente, prefiero la risa, porque deja menos que limpiar y así puedo volver a pensar y a seguir luchando más rapidamente.

El nacionalismo, una creación de la estupidez humana,

- Odias América, ¿verdad?, me preguntó.
- Eso sería tan estúpido como amarla, dije. Quizás es un defecto en mi personalidad, pero no puedo pensar en términos de fronteras. Esas líneas imaginarias son tan irreales como las hadas y los duendes. No creo que puedan marcar el límite de nada importante para el alma humana. Vicio y virtud, placer y dolor ponen sus fronteras donde les apetece.

El amor, única patria real,

Sólo contaba una cosa: el territorio soberano de nuestra nación de dos. Y cuando esta nación dejó de existir, me convertí en lo que hoy soy, un apátrida.

El Humanismo,

No soy Cristiano, ni Judío ni Budista. Soy Humanista, lo que significa que trato de vivir con decencia, sin esperar ninguna recomenpensa ni castigo cuando muera. Mis ancestros alemanes se llamaban "Librepensadores", que viene a ser lo mismo. Mi tatarabuelo, Clemens Vonnegut escribió: "Si lo que dijo Jesus está bien, ¿qué más da que fuese, o no, hijo de Dios?".

La religión, la barbarie y el poder,

El mensaje más importante de cualquier crucifijo es, en mi opinión, cuán absolutamente crueles pueden ser los seres humanos cuando son guiados por una autoridad superior.

Los soldados, los civiles y el miedo,

Cuando era un joven recluta en España, solía preguntarme porqué los soldados hincaban su bayoneta en obras de arte, disparaban a la nariz de las estatuas o cagaban sobre los pianos más hermosos. Ahora lo entiendo: para enseñar a los civiles el más profundo respeto por los hombres en uniforme - el miedo incontrolable.

En "Happy Birthday, Wanda June", el coronel Looseleaf Harper nos confiesa,

Las guerras serían mucho mejores si los soldados se dijesen de vez en cuando "Dios mío, no voy a hacerle eso al enemigo. Es demasiado".

Wanda June es una niña atropellada por un camión de helados el día de  su cumpleaños -el título de esta pieza de teatro es ligeramente irónico, ¿no os parece?-. Tras el accidente, la protagonista sube al cielo, donde conversa con Jesucristo, Adolf Hitler, Albert Einstein y Judas Iscariote, mientras estos juegan al parchís.
Hitler aparece en varias de las novelas de Vonnegut. En "God Bless You, Dr. Kevorkian", un periodista sube al cielo para entrevistarlo,

En este viaje tuve la suerte de entrevistar a Adolf Hitler. Me gratificó saber que siente remordimientos por sus acciones, que seguramente, tienen algo que ver con la muerte de 35 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. [...] Hitler desea que se levante un pequeño monumento en su memoria en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Debería inscribirse, él dice, su nombre y las fechas 1889-1945. Debajo debería ir una corta frase en alemán, "Entschuldigen Sie", que traducido, viene a decir "Disculpen".

En su siguiente visita celestial, el periodista se encuentra con Shakespeare,

En mi último viaje, intenté entrevistar a William Shakespeare, pero sólo me dijo que el dialecto que yo hablaba era el inglés más repugnante que jamás había escuchado.

En la introducción a "Mother Night" (sólo las introducciones de Rabelais me fascinan tanto como las de Vonnegut),

Esta es la única de mis novelas cuya moraleja conozco. No digo que la moraleja sea ingeniosa, simplemente que la conozco: somos lo que pretendemos ser, así que, mejor ser cuidadoso con lo que uno pretende ser. [...] Ahora que lo pienso, hay otra moraleja: cuando estás muerto, estás muerto. Y se me ocurre una tercera: haz el amor cuando puedas. Es bueno.

El misterio del teatro, ilustrado al presentarnos uno de sus personajes,

Decir que era escritor, quiere decir que las demandas del arte eran suficientes para hacerle mentir sin ver ningún daño en ello. Decir que era dramaturgo es ofrecer al lector una advertencia más severa, pues nadie es mejor mentiroso que un hombre que ha moldeado vidas y emociones en algo tan grotescamente artificial como un escenario.

Para terminar, os confieso un secreto: un pasaje de Vonnegrut me empujó a comenzar este blog,

Practicar un arte, y no importa lo malo que seas, es una manera de hacer crecer tu alma. Canta en la ducha. Baila la música de la radio. Cuenta un chiste. Escribe un poema a una amiga. Hazlo tan bien como seas capaz. Obtendrás una enorme recompensa: habrás creado algo.

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