Principia Marsupia

Cuando Orson Welles se cruzó con Winston Churchill

Cuando Orson Welles se cruzó con Winston Churchill
Cuando se cruzan los caminos de dos gigantes, las centellas del ingenio humano lo celebran.
Una de mis anécdotas favoritas:
En Septiembre de 1946, un joven Orson Wells estaba en Venecia, buscando financiación para rodar "La dama de Sanghai".
Una noche, al terminar una cena con un magnate ruso, se cruzaron con Winston Churchill y su mujer, que estaban sentados en una mesa del mismo hotel. Al ver a Welles, Churchill le saludó con la cabeza.
El ruso quedó petrificado ante el gesto: Winston Churchill, el líder mundial más admirado, el mito de la guerra que acababa de concluir, reconocía al joven realizador. El magnate ruso decidió inmediatamente ofrecer a Welles todo el dinero que necesitase.

A la mañana siguiente, Welles vió a Churchill nadando en la playa y se acercó para explicarle lo ocurrido: su silencioso saludo había resultado más valioso que semanas de negociaciones.
Ese mediodía, Welles y el ruso volvieron a almorzar en el hotel.
Esta vez, el hombre que lideró a Europa frente a los nazis, posó los cubiertos, se levantó y le hizo una reverencia a Orson Welles.

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Jodido Winston, sus churchilladas son casi tan buenas como mis siciliadas. El único problema es que le gustaba demasiado el humor negro: preguntadle al pobre Adolf. Y a los 25.000 muertos de Dresden.

Aquí está Orson Wells recordando este momento y otra anécdota deliciosa con Churchill: durante una representación de Othello, Orson Wells había escuchado un murmullo contínuo que provenía de la primera fila de butacas. Una vez terminada la obra, alguien llamó a la puerta de su camerino. Allí apareció Winston Churchill recitando de memoria toda la pieza de Shakespeare. Y enfatizando con guasa las escenas que Wells había recortado del original.

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