Principia Marsupia

Huelga de sexo

Huelga de sexo
Cartel de una campaña estadounidense por los derechos de la mujer. "Si nuestras elecciones reproductivas son denegadas, tambien lo son las tuyas".

Ayer, las mujeres de Togo comenzaron una "huelga de sexo" para pedir la dimisión del presidente del país.
Esta singular forma de protesta ya aparece en el clásico griego "Lisístrata" escrito por Aristófanes hace más de 2.400 años. La ateniense Lisístrata, harta de la interminable guerra del Peloponeso, convence a las mujeres de Grecia de que no mantengan relaciones sexuales con los hombres hasta que se firme la paz. Atenienses y espartanos, desesperados por las privaciones impuestas, reúnen a sus delegados y encuentran rápidamente la manera de reconciliarse.
El éxito de estas acciones no es sólo asunto de obras de ficción. La huelga de sexo protagonizada por las mujeres de Liberia en 2003 fue clave para acabar con una guerra civil que dejó más de 50.000 muertos en el país africano. Bajo el lema "sin paz no hay sexo", la activista Leymah Gbowee organizó el movimiento de mujeres que terminó supervisando las negociaciones de paz. Gbowee fue galardonada con el Nobel de la Paz en 2011 y Liberia se convirtió en el primer país africano que eligió a una mujer como presidenta del gobierno.
Campañas similares han tenido mucho éxito en Colombia, Filipinas o Kenia. En estos tiempos de Twitter, Facebook y Google, la imaginación y el ingenio son factores determinantes en la visibilidad pública de una protesta social.
No puedo terminar esta entrada sin incluir algunos pasajes de la comedia de Aristófanes. Unas buenas carcajadas para comenzar la semana:
LISÍSTRATA. Mujeres, si vamos a obligar a los hombres a hacer la paz, tenemos que abstenernos de la verga. 
CLEONICE. Yo no puedo hacerlo: que siga la guerra.
MÍRRINA. Ni yo tampoco, por Zeus: que siga la guerra.
LISÍSTRATA. Y, ¿tú eres la que dices eso, rodaballo? ¡Si hace un momento decías que te dejarías cortar por la mitad!
CLEONICE. Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta, estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes que la verga, que no hay nada comparable, Lisístrata, guapa.
LISÍSTRATA. Jodidísima ralea nuestra, toda entera. No sin razón las tragedias se hacen a costa nuestra, pues no somos nada más que follar y parir.
[...]
Nuestra heroína termina convenciendo a las mujeres y hace que presten este juramento:
LISÍSTRATA. Vosotras declararéis esto bajo juramento de acuerdo conmigo y lo mantendréis firmemente: «Ningún hombre, ni amante, ni marido»...
CLEONICE. «Ningún hombre, ni amante, ni marido»...
LISÍSTRATA.... «se acercará a mí descapullado». Dilo.
CLEONICE. ... «se acercará a mí descapullado». ¡Ay, ay!, se me debilitan las rodillas, Lisístrata.
LISÍSTRATA. «En casa pasaré el tiempo sin mi toro»

CLEONICE. «En casa pasaré el tiempo sin mi toro»...
LISÍSTRATA.... «con mi vestido azafranado y muy bien arreglada»...
CLEONICE. ... «con mi vestido azafranado y muy bien arreglada»...
LISÍSTRATA.... «para que mi marido se ponga al rojo vivo»...
CLEONICE. ... «para que mi marido se ponga al rojo vivo»...
[...]
Cinesias, unos de los guerreros atenienses, nos confiesa el sufrimiento que padece:
CINESIAS. ¡Ay de mí, desdichado, qué convulsiones me dan, y qué rigidez!
[...]
Pero las mujeres mantienen su determinación:
EL CORIFEO. Cuenta que yo, de odiar a las mujeres, no voy a parar nunca.
LA CORIFEO. Bueno, cuando tú quieras. Pero lo que es ahora no voy a consentir que estés así, desnudo. Que mira que estás para caerse de risa.
[...]
Los embajadores de Atenas y Esparta se reúnen de urgencia y firman la paz. Prítanis canta aliviado:
Agreste cazadora, ven aquí, divinal doncella,
por nuestro acuerdo de paz,
para que nos mantengas unidos largo tiempo.
Que ahora y para siempre la amistad sea fecunda
gracias a nuestro pacto.
[...]
Han pasado 25 siglos desde que se escribió este texto.

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