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La comunidad científica, dividida ante la reactivación de la teoría del laboratorio chino como origen de la covid

La comunidad científica, dividida ante la reactivación de la teoría del laboratorio chino como origen de la covid
EFE

¿De dónde salió el coronavirus? Seguramente esta es la pregunta que más polémica ha generado desde que comenzó la pandemia. Cuando en enero del año pasado empezaron a llegar las primeras noticias desde Wuhan se desataron toda clase de rumores y teorías sobre el origen del virus.

La comunidad científica tenía claro que, al igual que con otros patógenos, la aparición de este nuevo virus humano era un evento natural. El 7 de marzo de 2020, un grupo internacional de virólogos escribió esta carta en la revista The Lancet:

"Juntos, condenamos en los términos más severos las teorías de la conspiración que sugieren que la COVID-19 no tiene un origen natural. Científicos de diferentes países han publicado y analizado los genomas del agente que causa la enfermedad y han concluido que este coronavirus tiene un origen natural. [...] Las teorías de la conspiración sólo crean miedo, rumores y prejuicios que dañan la cooperación global en la lucha contra este virus".

El 17 de marzo de 2020, la revista Nature Medicine publicó un estudio de otro equipo de virólogos que confirmaba la hipótesis del origen natural:

"Nuestro análisis demuestra claramente que el SARS-CoV-2 no fue ni fabricado ni manipulado en un laboratorio".

Hasta aquí no había sorpresas. Hay billones de virus diferentes en la Naturaleza. Los virus viven mutando, así que es sólo cuestión de tiempo hasta que alguna de esas variedades genéticas se adapte lo suficientemente bien al ser humano como para dar el salto. Así ha ocurrido a lo largo de la historia de la Humanidad con el virus de la gripe, el VIH, el ébola o con otros coronavirus que también generaron pandemias como el virus del SARS y el del MERS.

Un año después, el consenso científico sobre el origen del coronavirus parece más frágil

A principios de este año, la OMS organizó una misión conjunta con China para investigar los orígenes de la pandemia en Wuhan. Las conclusiones, publicadas en marzo, consideraban como "probable o muy probable" el origen natural del virus y "extremadamente improbable" que se hubiese escapado de un laboratorio.

Pero las pruebas documentales que acompañaban a estas conclusiones y las restricciones que puso como condición el gobierno chino dejaron insatisfechos a muchos expertos.

En mayo, 18 reconocidos virólogos escribieron una carta de opinión en la revista Science criticando las conclusiones de la investigación de la OMS y pidiendo una exploración más seria sobre el origen del virus:

"Como científicos con experiencia en este campo, creemos que es posible y necesario alcanzar mayor claridad sobre los orígenes de esta pandemia". 

"Tanto la hipótesis del origen natural del virus como la hipótesis del escape de un laboratorio deberían ser tomadas seriamente hasta que tengamos suficientes datos".

Otros investigadores creen que los términos utilizados en esa carta son un error, pues parecen poner al mismo nivel de probabilidad las dos hipótesis y alimentan las teorías de la conspiración. La viróloga Angela Rasmussen respondía así en Nature:

"Incluso si la carta en Science era bienintencionada, sus autores deberían haber pensando más en cómo iba a alimentar la división política que rodea este asunto".

El artículo de Nicholas Wade y otra polémica entre investigadores

Antes de la carta en Science, un artículo de Nicholas Wade en el Bulletin of Atomic Scientists había encendido el debate. Wade es todo un personaje del periodismo científico mundial. Su carrera profesional es impresionante: fue escritor y editor en Nature, en Science y después en el New York Times durante dos décadas. Pero algunos de sus trabajos en los últimos años han estado rodeados de polémica. En 2014 publicó un libro sobre genes y su influencia en las culturas humanas que fue duramente criticado por los investigadores en genética.

Wade comienza subrayando que no tiene "una prueba definitiva", pero su argumentación apunta hacia la hipótesis del accidente en un laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan.

El hilo conductor de Wade es el siguiente: 1) En Wuhan hay dos centros de investigación que trabajan con coronavirus. 2) En el Instituto de Virología de Wuhan trabaja Shi Zheng-li, la viróloga de referencia a nivel mundial en el estudio de coronavirus originados en murciélagos. 3) Shi había trabajado en el pasado junto a Ralph Baric (un conocido virólogo estadounidense y firmante de la carta de Science) creando virus 'quiméricos': esto es, virus sinténticos que se construyen en el laboratorio uniendo 'trozos' de diferentes virus originales. 4) Shi recibía financiación pública de EEUU para estudiar la infectividad de coronavirus de murciélago modificados. 5) Los accidentes de laboratorio en los que se escapa un patógeno ya han ocurrido antes y 6) Por lo tanto, la hipótesis del accidente es más pausible que la hipótesis del origen natural.

Las acusaciones de Wade frente a Shi Zheng-li son muy graves. En una larga entrevista con la revista Science la científica china aseguró que el virus de la COVID-19 era genéticamente muy lejano a cualquier virus con el que trabajaba su laboratorio. (El más próximo llamado RaTG13 compartía un 96,2% de su genoma, pero eso significan más de 1.000 nucleótidos de referencia).

Pero lo que más polémica generó entre la comunidad científica del artículo de Wade son las declaraciones que incluye David Baltimore, premio Nobel y uno de los gigantes de la microbiología de las últimas décadas:

"Cuando vi el sitio de activación de la furina en la secuencia genética del virus le dije a mi mujer que esa era la pista decisiva sobre el origen del coronavirus. Es un argumento muy poderoso frente a la hipótesis del origen natural". 

En un hilo de Twitter, Kristian G. Andersen, otro reconocido virólogo, respondía a Baltimore explicando que esa no era en absoluto una pista decisiva y que el sitio de activación de la furina podía haber aparecido perfectamente de forma natural.

Cuando un problema científico se vuelve un asunto geopolítico

Desde el principio de la pandemia, el debate científico sobre el origen del virus ha tenido una gigante carga geopolítica: EEUU y China son las dos superpotencias mundiales. Trump acusó desde el principio al gobierno chino de ser responsable del virus (pero nunca mostró ninguna prueba). Del otro lado, China tampoco ha ofrecido la transparencia que reclamaban los expertos para explorar el origen de la pandemia.

¿Conoceremos algún día con seguridad cómo comenzó la pandemia?

Quizás sí. La hipótesis del origen natural sería confirmada definitivamente si se encuentra en algún grupo de animales (ya sea en los murciélagos o en algún animal intermedio) el 'ancestro' directo del virus de la covid. Pero esta tarea no resulta sencilla y tampoco hay ninguna garantía de que se logre.

Y para descartar del todo la posibilidad del accidente en un laboratorio sería importante que China se abriese a compartir los detalles que muchos científicos reclaman.

 

 

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