Tan lejos y tan cerca siento esta noticia que llega de Burundi, de Elena Romagosa, ya que son muchos los paralelismos con el teatro de la política al que asistimos en nuestro país, a veces incluso tan evidente como en este caso burundés. El caso que nos cuenta Romagosa se refiere a que hace unos días en Burundi tuvo lugar un intento de golpe de Estado perfectamente televisado. El guión consistía básicamente en que las fuerzas de defensa nacional detenían a 13 militares del ejército burundés en la playa del lago Tanganika, en la capital, Bujumbura. Según  fuentes policiales, los militares a quienes ya les estaban vigilando, se disponían a dar un golpe de Estado. Los astutos policias esperaron el momento más indicado para efectuar la detención, que fue adecuadamente filmada y emitida por la Radio Televisión Nacional Burundesa. A raíz de esto, son cada vez más las voces que acusan al partido del gobierno, el CNDD-FDD (Consejo Nacional para la Defensa de Democracia – Fuerza para la Defensa de la Democracia) de un montaje para crear la sensación de inseguridad y evitar las próximas elecciones. La oposición afirma que a nadie se le ocurriría planear un golpe de estado a plena luz en uno de los sitios más populares y transitados de la capital, y aún menos frente un conocido bar que casualmente es el preferido del Director Nacional de la Información. Además, testimonios que presenciaron toda la escena afirmaban que el cámara que filmó la escena llegó bastante antes que los policías. El CNDD-FDD accedió al poder en 2005 en las primeras elecciones democráticas después de una guerra civil de más de 13 años. Significaba una oportunidad legítima para este grupo que dirigió la rebelión armada hutu. En estos cinco años de legislatura, parece que no es la primera vez que el gobierno opta por el teatro, ya que en 2006 arrestó al antiguo presidente y al vicepresidente, acusándolos de estar preparando un golpe de Estado, aunque con el tiempo no se ha podido demostrar claramente estas acusaciones y la población ha aceptado este hecho como un simple montaje que justifica represiones y recortes de las libertades políticas. ¿Qué obra nos tendrán preparadas nuestros actores y actrices de la escena política, en este año de elecciones? ¿Habrá empezado ya el numerito, o acaso nunca dejaron de actuar?