Diario de un altermundista

Carta de un chileno

Aprovecho esta ocasión para publicar esta magnífica carta de un amigo chileno sobre el terrible terremoto en su país que escribió a su hermana que vive en EspañaMientras inicio esta nota estoy mirando como se mueve mi "sismógrafo" artesanal. Es una pequeña botellita amarrada con un hilo de coser y que cuelga de un estante. El me anuncia si puedo seguir sentado en mi oficina o si tengo que salir corriendo porque la réplica del terremoto es fuerte. Te cuento que la frecuencia de temblores sigue muy alta. Cada día hay cuatro o cinco movimientos grado 5 y hasta 6. Ayer, junto con el temblor, anunciaron un nuevo tsunami y sólo era un rumor, pero el resultado fue que cientos de personas que estaban en la costa corrieron hacia los cerros en busca de protección. Al final todo fue un nuevo error que tiene a muchos con "los nervios tomados". Fíjate que las cosas que ocurrieron en nuestro país son muy aleccionadoras y dignas de estudio. Si en las grandes ciudades hubo saqueos y destrucción, en los pequeños pueblos hubo mucha solidaridad. Ayer me contaban de un pequeño pueblito donde el almacén quedó destruido. Los vecinos ayudaron al comerciante a sacar todo lo que servía y lo ordenaron en la calle y él pudo volver a vender a sus vecinos los alimentos básicos, velas, fósforos, etc. Es decir, se hace evidente que cuando existen redes sociales, conocimiento y afectos, las personas nunca se transforman en masas irracionales, capaces de destruir y hasta matar a otros. Creo que los psicólogos, antropólogos y sociólogos tendrán mucho material de estudio. Afortunadamente, con el paso de los días y al darnos cuenta del espanto que vivimos, ha comenzado a renacer el humor, la solidaria y la fuerza para reponernos a las tragedias. Acabo de hablar a casa con los niños y me contaron que iban saliendo a hacer trabajos voluntarios. Me dio un poco de miedo pero me pareció bien, pues cuando yo era niño hice lo mismo con ocasión de unas inundaciones y vi muchas cosas que me cambiaron la forma de pensar. La mamá siempre se acordaba que un día llegué cansado después de estar todo el día en el barro, repartiendo ropa y alimentos y le dije "hoy he madurado 10 años". Había estado en poblaciones de emergencia donde no había nada seco. En una casa armada con merada y latas los niños dormían de cuatro o cinco en cada cama y la madre estaba enferma sin que nadie la atendiera. Cuando uno ve esas situaciones, primero da gracias por tener posibilidades de crecer sin traumas, sin pobreza y con los recursos necesarios para alimentarse, abrigarse y estudiar; y luego también te queda claro que esos son nuestros compatriotas, ellos son el pueblo del que hablan los políticos y que ni siquiera conocen. Nuestro pueblo son los feos, los morenos, los de pelo tieso, los mal vestidos, los sucios, los borrachos, los drogadictos. Ellos son la mayoría que nadie ve, los que no aparecen en las películas, ellos son los que se mueren en las catástrofes, los que se enferman en las epidemias y son los que sufre toda la vida... y a veces ni siquiera saben que las cosas pueden ser de otra manera. Ellos deberían ser el motivo de todas las políticas sociales de rescate, pero no de paternalismo, como han hecho en nuestro país. Hace unos meses murió la mamá de un amigo. Ella fue una de las fundadoras de la toma de terrenos más antigua de Latinoamérica, la población La Victoria, ocurrida en 1958. Ella le decía a su hijo lo mismo que te cuento ahora. "A mi nadie me regaló nada. Hasta el último clavo que hay en esta casa lo puse con mi esfuerzo, mi trabajo y la ayuda de mis vecinos", decía con orgullo. Ellos se tomaron el terreno, los dividieron y construyeron sus casas, pero además hicieron las calles, la escuela, el centro de salud y la comisaría. Ellos sintieron que estaban construyendo el futuro con sus manos. Pero en estos últimos 37 años sólo hemos vivido por un padre autoritario que nos golpeó por lo que hacíamos o pensábamos (Pinochet) y luego por madres (Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet) que nos perdonan todo en compensación por los castigos recibidos. Eso da como resultado una sociedad compuesta por hijos únicos, malcriados, que se portan mal, que tienen pataletas si no les dan lo que quiere (saqueos), que exigen más allá de lo que se puede (endeudamiento), que creen que todo es desechable y que piensan que alguien estaré siempre preocupado por satisfacer todos su caprichos. Bueno, parece que este terremoto levantó demasiado polvo en mi cerebro. No me queda claro si son juicios correctos o no, pero al final me sirve para elaborar en parte el drama que vive todo nuestro país... En realidad sólo los feos. Fdo: Tito Palacios

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