Hace unos días asistí a  una conferència de Samir Amin, autor del libro Salir de la  crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis, editado recientemente en El Viejo Topo. Su planteamiento parte de que el capitalismo necesitó de una larga incubación. Según el autor y al contrario de lo que pensamos los europeos, el capitalismo no comenzó a fraguarse en el Renacimiento, sinó que lo hizo en China, desde dónde llegó a Itàlia dos siglos antes que al resto de Europa. Una vez implantado como tal, en el siglo XIX, no tardó en llegar su primera crisis. Según Amin, pocos años després de la Comuna de París se llega a una larga crisis del sistema hasta 1945. Frente a esta primera crisis, el capital reaccionó de tres maneras: con una tendencia a la monopolización, una primera fase de mundialización y medidas de ampliación de la financiación. Estas medidas llevaron a una Belle Epoque donde se mostró el capitalismo como el único camino. Pero hasta la salida de la crisis ocurrieron acontecimientos de gran relevancia que según el autor condicionaron la llegada de su segunda fase de  esplendor (1945-71). Estos fueron -entre otros menores- las dos Guerras Mundiales, las Revoluciones rusa y china, el crecimiento del nazismo y fascismo, la liberación de África y Asia y el Crack del 29. Lo que obligó a dibujar un capitalismo más humano. Pero a partir de 1971, con la supresión de la convertibilidad oro-dólar se entró en una segunda y larga crisis del sistema capitalista. Ante ésta, se tomaron las mismas medidas que en la anterior crisis capitalista: monopolización (con oligopolios), mundialización (neoliberal) y ambiciosas medidas de financiación, todas ellas similares, pero con las características específicas de su época, a las tomadas a finales del siglo XIX y principios del XX. Amin hace entonces un paralelismo con las dos crisis, afirmando que con el estallido de la crisis actual, en 2008, estamos en una situación similar a la de 1914, cuando a mitad de un largo periodo de crisis acontecieron cambios económicos, políticos y sociales en los países periféricos del capitalismo, que le obligaron a ser más amable. Sitúa también la segunda Belle Epoque del capitalismo en los años 80 y 90, cuando se afirmaba que no había otra alternativa a este modelo hegemónico. La  pregunta que se hace és si los próximos veinte o treinta años entraremos en una fase de caos parecido al de la primera crisis capitalista, que traerá o bien a una tercera fase de "buen capitalismo", es decir la salida de la crisis del capitalismo, o bien la  salida del capitalismo, un modelo que parece más bien propenso a estar en crisis.