Diario de un altermundista

Reforma laboral en Utopía (y III)

Después de anunciar las dos primeras medidas de la reforma laboral en Utopía, una sobre un ordenamiento más igualitario de los salarios y la reducción de la jornada laboral, y otra sobre la sustitución de las indemnizaciones por despido por el derecho (que no deber) al trabajo, el Presidente de Utopía, con vistas a establecer un marco apropiado para que a largo plazo tal reforma sea sostenible, explicó la tercera y última medida. El objetivo de esta tercera pata de la reforma laboral sería el de reducir el absentismo, aumentar la productividad y mejorar la flexibilidad laboral. A pesar de que la lista de actuaciones esperada para tan ambiciosos y necesarios objetivos era evidentemente extensa, la sorpresa apareció cuando se anunció que la medida consistía tan solo en un elemento: traspasar gradualmente la propiedad de la empresa a sus trabajadores, con el fin último de convertir todas las empresas en cooperativas. Con esta medida se preveía conseguir un sentimiento de pertinencia a la empresa que, al sentirla como propia, haría que las bajas fueran tan solo las realmente justificadas; se aprovechara al máximo la jornada laboral, ya que esto revertiría en beneficio del propio trabajador; y se consiguiera también mayor flexibilidad, al permitir a los propios trabajadores participar de las decisiones empresariales y decidir aumentos de su jornada si coyunturalmente era necesario (e incluso rebajas salariales) y a que ante cambios de empresa se produjera un traspaso de los derechos de propiedad de unos trabajadores a otros. Finalmente, esta medida haría que muchos de los propietarios capitalistas de las empresas actuales tuvieran que trabajar, lo que evidentemente revertiría en beneficio de la producción final y de la tan anhelada productividad. En fin, Utopía planteó una reforma laboral que realmente cambiaba el modelo laboral del país, evitando tomar medidas que profundizaran en su anterior modelo, que vistos los resultados, era necesario transformar. Lástima que Utopía no exista. Aunque, sin lugar a  dudas, nos puede ayudar a caminar.

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