Diario de un altermundista

Bancos y armas

El Banco Santander financia o ha financiado el sector armamentístico. El Centro Delàs  de Justícia i Pau estuvo presente en la última Junta de accionistas de esta poderosa entidad financiera. Ante Emilio Botín y el resto del Consejo de Administración, entre las que destacaba la presencia de su vice-presidente, Matías Rodríguez Inciarte, uno de los dos españoles que tiene una silla fija en el Club Bilderberg, junto a la Reina Sofía, se denunció explícitamente que el Banco Santander ha tenido participaciones accionariales en empresas que fabrican armas, ha concedido créditos a empresas productoras de armas y ha financiado la exportación de armas. En concreto, el Banco Santander participa en la actualidad con el 22,6% en la empresa de armas MaxamCorp Holding, a través de su sociedad de capital riesgo Vista Desarrollo. Este holding cuenta entre sus empresas con Explosivos Alaveses (Expal), empresa que se dedica íntegramente a la producción de bombas y explosivos y que, hasta que fue prohibido por ley, fabricaba minas antipersona y municiones de racimo. El Banco Santander posee o gestiona acciones de la empresa de armas norteamericana Textron por un valor de 510.000 dólares, una empresa que vende misiles con municiones de racimo. Las bombas de racimo han sido recientemente prohibidas en el Estado español, en virtud del Tratado Internacional del que es signatario. Aun así, Estados Unidos, de dónde és la empresa Textron, no ha firmado este tratado, por el que sigue produciendo bombas de racimo. El Banco Santander también mantien relaciones comerciales y posee acciones de EADS-CASA con un valor de 2.540.000 dólares. Esta compañía fabrica misiles que llevan cargas nucleares que, si desgraciadamente llegan a ser utilizadas, no distinguirían entre combatientes y población civil, como és el caso de las bombas de racimo. En definitiva, el Banco Santander contribuye directa e indirectamente a la producción de armamento nuclear y bombas de racimo. El Presidente Botín no le dedicó demasiado tiempo a responder y desmentir, sin demasiados argumentos, estas acusaciones. Pero lo que es seguro és que la  campaña Banco Santander sin armas y  la aparición de su web (www.bancosantandersinarmas.org), similar a la del BBVA sin armas, les ha hecho daño, porque no por casualidad al poco de ser colgada en la red fue objeto de fuertes ataques. Ahora, ya de nuevo en la red, la web se puede consultar, así como la intervención en la Junta de accionistas, para que todo el mundo sepa que el Banco Santander saca beneficios del negocio de las armas. Cabe recordar que el sector armamentístico no podría funcionar sin el apoyo de las entidades financieras y que, de este modo, forman parte del temido complejo militar-industrial.

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