Diario de un altermundista

Militarizar o civilizar el conflicto (de controladores)

El revuelo  formado por la huelga salvaje de los controladores aéreos ha sido tal que no se ha hablado más que testimonialmente de una decisión poco acertada del Gobierno en la gestión de esta crisis. Me refiero a la militarización del espacio aéreo, de las torres de control, de los aeropuertos, de las salas de espera, de las zonas de llegadas, como si un ataque militar con armas de destrucción masiva se hubiera producido. Ponía los pelos de punta y nos hacía comprender fácilmente la extrema gravedad de la situación ver a señores de verde, con las siglas UME (Unidad Militar de Emergencias), vigilando. Porque algo vigilarían que pudiera convertirse en una emergencia que requiriera una respuesta militar.

Es probable que el Gobierno hubiera decidido tomar tal decisión para meter miedo a los controladores y, de paso, que la gente viera que ante el sufrimiento de tantos miles de pasajeros (que no minimizo con este comentario) se estaban tomando las medidas oportunas y tan contundente es este Gobierno que envió incluso al ejército. En otros tiempos puede que se hubiera enviado también a algún cura castrense, para confesar a tantos pasajeros por las blasfemias con toda seguridad repetidas en los aeropuertos de toda España. Pero no se trataba más que de un conflicto laboral mal resuelto, no sé muy bien por culpa de quien, que debiera haberse resuelto civilizadamente, es decir desde lo civil, no lo militar, sin armas de por medio. Yo no sé si hubiera cogido un avión controlado por alguien a quien un mando militar, con su correspondiente arma reglamentaria, le acabara de decir que a partir de ese mismo momento, que se ha decretado el estado de alarma, todos los controladores están a sus órdenes y que quien no cumpla sus órdenes se las verá con la justicia, pero no con la civil, claro, sino con la militar. Y lo peor es que alguien escuche esto sin haber hecho la mili.

Sigo pensando que con un comportamiento más civilizado, no militarizado, se hubiera podido llegar al mismo resultado, en el que los controladores volvieran a su trabajo y puede que con menos secuelas para una próxima negociación del conflicto laboral, que todavía sigue abierto. Esperemos que no se convierta en costumbre enviar a los militares a la calle así como así, sino este país va a parecer la España de otros tiempos.

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