Diario de un altermundista

Debajo de la capucha

Las manifestaciones y protestas sociales siempre han tenido a ciertos elementos que esconden su identidad bajo una capucha, pasamontañas o pañuelo. Esto los convertía a ojos de las autoridades en potenciales sospechosos de generar disturbios y, en cierto modo, puede que tuvieran razón. Pero las razones para cubrirse el rostro no han sido siempre causadas por la intención de usar la violencia, sino la de no mostrar la identidad a las cámaras de la policía, que guardan datos de posibles personas subversivas en los ficheros de las brigadas de información.

No es nuevo tampoco que la policía utilice técnicas para infiltrar a algunos de sus agentes entre los manifestantes. De hecho no son difíciles de identificar, si tienes un poco de callo en este tipo de actos. Se puede aceptar cierta lógica de esta manera de estar, ocultos pero visibles, por aquello de evitar que elementos ajenos a los manifestantes, quieran destrozar una manifestación provocando la violencia o directamante ejerciéndola.

Sin embargo, son cada vez más los casos en que sospechamos que quiénes están debajo de la capucha y provocan altercados, encienden los ánimos y hacen estallar la chispa de la violencia en una manifestación son los propios policías. La mejor manera de deslegitimar una protesta social es hacer que esta derive en violencia. Tiene cierta lógica (maquiavélica) que desde las instancias de poder se promueva esta violencia cuando les conviene. Pero cuando esto ocurre se muestra que las instituciones que nos gobiernan carecen de moral democrática.

Más Noticias