Detrás de la función

Sobre Público y seguir adelante

Quizá dentro de bastantes años recordemos con nostalgia el tiempo durante el que pudimos disfrutar, como lectores o colaboradores, de PÚBLICO. Si los peores augurios se cumplen, el liberalismo habrá dado su enésima estocada al propio liberalismo; el mercado de las ideas seguirá controlado por solo tres o cuatro valedores de un laissez faire que se tornará esquivo y dificultará el crédito bancario al que ose disentir en cierto grado de la doctrina oficial. Y no olvidemos que las financieras son las actuales armas de destrucción masiva. Para eso tenemos a un ministro proveniente de la gran banca y a otro de la industria armamentística, por si fallara el primero de los dos...

No nos quitarán, desde luego, aquel rato de septiembre de 2007 en la Casa de Campo de Madrid, con el otoño estallando, Jaume Roures en vaqueros y Nacho Escolar
prometiendo modificar el aburrido panorama periodístico español con una oferta diferente de contenidos. Y lo consiguieron, con todos sus directores, con todos sus defectos: éramos muchos los periodistas jóvenes que soñábamos con formar parte de este proyecto. Por eso y porque para algunos se nos hizo real, desde este blog agradecemos a unas cuantas personas esta enorme oportunidad, además de una
amabilidad y una educación (y es que hoy los modales se baten en retirada) que no habíamos conocido antes en esta piscina de pirañas que es el periodismo nacional.

Quedan muchas reflexiones por hacer. La gente de izquierdas, las personas creativas, los que quieren hacer algo nuevo o cambiar las cosas, también se equivocan. A este diario le hemos pedido que lo cubriera casi todo: que narrara favorablemente la revolución boliviariana y al mismo tiempo sacara a la luz los desmanes de Esperanza Aguirre; que destapara parte del Gürtel y nos enseñara economía con Vicenç Navarro o Juan Torres; que nos recordara que IU sigue existiendo y que podemos imaginarnos a nuestro probable Rey Don Felipe de Borbón como futuro candidato del Partido Monárquico al Congreso de los Diputados...

Muchos productos fracasan al no acertar con el público objetivo. Quizá el futuro sea el digital, es posible que los jóvenes más rebeldes prefieran leerlo todo por Internet, sin gastar papel. También lo queremos siempre todo hecho inmediatamente ante nuestros ojos: un 15M que haga una revolución  en seis u ocho meses; un diario que muestre la verdad y lo que queremos oír; partidos que tengan las respuestas a los problemas de la sociedad, que sean de masas y asamblearios al mismo tiempo...

Deberíamos dejar de vez en cuando de exigir pasivamente tanto y darnos cuenta de que estamos hechos todos de la misma pasta: los sátrapas financieros de Goldman y el ansioso ciudadano que por tener un 7% de rentabilidad se arriesga a perder sus ahorros son igualmente humanos. La burbuja la inflamos entre todos y el posible cierre de este sueño no se puede solamente imputar a una maniquea conspiración
neoliberal. Es una señal de que algo va bastante mal y de que las cosas se están poniendo peor, económica y democráticamente.

Lo que le ocurre a PÚBLICO y fulminó a la sietemesina LA VOZ DE LA CALLE va a seguir sucediendo: no es este el capitalismo de las películas de Frank Capra ni el del New Deal; el Estado del Bienestar nos sobra ya porque los bancos necesitan pagar con él la depreciación del suelo y el ladrillo que nadie compra; sentimos cómo nos sangra el ya claro y manifiesto gobierno de las corporaciones... Por todo esto deberíamos dejar de llorar y mirar adelante con alternativas que se adapten a las difíciles condiciones que estamos viviendo. Para el camino que aspiramos a recorrer no nos sirve la actitud del individualismo televisivo, del cerebro acostumbrado al lenguaje del videoclip y a la Playstation. Por eso tenemos que cambiar determinadas actitudes:

- Podemos pensar que las dificultades que afronta PÚBLICO, como las que han acabado con WIKILEAKS, son una señal de que sus trabajadores y directivos lo
han hecho bastante bien. ¿Por qué triunfan otros diarios con menos lectores? ¿Por qué tenemos cuatro opciones periodísticas en papel a la derecha de EL PAÍS? Los galos no tienen la culpa de sucumbir a las trescientas invasiones romanas. Por lo menos en la pequeña aldea no se jalea la cuestionable práctica de la prostitución...

- La Red sigue siendo una oportunidad y el producto sigue vivo: hay una fuerte demanda manifiesta y latente. Existen muchos colaboradores altamente
cualificados dispuestos a formar parte del proyecto que continuará. La sensación de que esto es más que un diario de información y opinión la tenemos muchos: puede aspirar a ser un movimiento social informativo en el que se realicen las inquietudes de muchos ciudadadanos.

- Muchos nos hemos marcado ideológicamente en esta y otras experiencias periodísticas. Esto nos supondrá probablemente problemas para el futuro. ¿Y qué? ¿En qué se basa nuestro modelo de triunfo personal, vital, social? Los que escribimos seguiremos aquí y donde nos lo permitan: donde la libertad de expresión se cumpla y nos dejen decir lo que pensamos, lo que nos duele y por qué nos sentimos de
modo diferente a los que se definen como normales y que no pueden serlo, como dijo alguna vez Herbert Marcuse, "en un mundo que no es normal".

- Si Marx atribuyó los cambios en las ideas a las modificaciones en la infraestructura económica, otro sabio, Max Weber, creyó en el potencial de cambio de las primeras sobre la realidad social. Los dos siguen cabiendo para esta aventura. Nos pueden quitar un papel o una pantalla, pero a este 1984 al que nos aproximamos tres décadas más tarde llegamos con la lección aprendida y muchas ganas de incordiar. Solo falta que sepamos ponermos mínimamente de acuerdo.

Muchos queremos pensar que PÚBLICO encara a partir de ahora una segunda fase. Creo que solo podemos estar agradecidos a quienes se han dejado los cuernos todos los días por mantener abierta esta ventana a otro punto de vista. Esperemos que no se cierre del todo la noche en este país, tantas veces golpeado por el mazo y por el sentido común, siempre más común que con algún tipo de sentido.

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