Diario de la Antártida

18 de enero. Montaña Charrúa

18-de-enero.JPGPor la tarde, el gris iba a empezar a descargar sobre nosotros, así que aprovechamos la mañana. Fuimos a la Montaña Charrúa, cuya cumbre supera con mucho el techo de los glaciares. Un nuevo esfuerzo físico y otra prueba superada gracias a la paciencia de los montañeros y a las cuerdas de seguridad con las que nos sujetaban para no caer. Dani, Curto y Chris se apuntaron a la caminata voluntariamente.

En lo alto, David el científico debía coger los datos de emisión de una antena instalada allí por los técnicos españoles para su investigación. La información que envían desde la base pasa por esta otra en dirección a España y así, David puede comprobar si la señal se empieza a alterar desde aquí o no. Me lo explicó en la cumbre, durante la entrevista a mayor altitud que he hecho nunca.

Nos tomamos fotos como locos. No tanto por las vistas, que eran impresionantes, como por dejar constancia de nuestra hazaña. A la hora de bajar entre aquellas enormes piedras, tan cuesta abajo y tan encordados, por un instante pensé que yo no podía hacer aquello. Pero me equivoqué.

Fede y Manu vinieron a recogernos a la base de la montaña en Zodiac para devolvernos a la base, y Joan y Nacho les acompañaron. Entre responsables y voluntarios, aquí todo el mundo participa en la mayoría de las actividades. No pudieron comer con nosotros. De allí, se fueron a recoger a los científicos búlgaros a una caleta donde habían estado investigando y ellos mismos les contaron que el investigador de Mongolia que está estos días con ellos había caído al agua sin traje de supervivencia. En este agua y sin este traje, una persona tarda menos de tres minutos en morir. Se lo habían llevado rápidamente a su base y entró en calor. Eso sí, lo pasará un poco mal los próximos días. Ya os contaré.

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