Diario de la Antártida

20 de enero. Nos toca ser ‘chinitas’

viento.JPGPor primera vez en el tiempo que llevo aquí me he puesto el despertador. Es domingo y hoy no hay que madrugar, pero, tal y como prometimos, hoy somos nosotros los responsables de la limpieza. Limpiamos el baño, barreos el módulo de habitabilidad y llenamos el lavavajillas con los desayunos. Terminamos en un plis plas.

La mañana ha sido muy tranquila. Nos vamos mañana y hemos aprovechado para inventar un relato divertido que incluya a todos los miembros de la base como agradecimiento al tiempo que nos han dedicado. Es nuestro pequeño homenaje a los 13 hombres de la Juan Carlos I.

Vientos de 80 km/hora

El tiempo hoy no ha dado tregua y, a pesar de que hace un frío de mil demonios, Miguel se ha animado a encender la parrilla y hacer chuletones al aire libre para comer. Mientras, los que estamos dentro, sentimos los golpes del viento en las paredes como si hubiera un centenar de grúas dejando caer maderos al suelo. También el mar, hoy, parece muy enfadado y nos trae enormes bloques de hielo hasta la playa envueltos en su espuma.

Después de comer, David se ha quedado grabando algún cabo suelto que nos faltaba y yo me he llevado la otra cámara a otra excursión por la montaña, dirección a la pingüinera. El viento en la cumbre casi me ha dado alas. Nacho y yo, que estaríamos separados por dos metros, teníamos que hablarnos a gritos para entendernos porque, a 80 kilómetros por hora, el viento es el que más grita.

Al regresar, me he puesto a escribiros, y cuando termine, empezaré a recoger mis cosas. Mañana, después de comer, nos recogerá el buque Hespérides rumbo al norte y en él pasaremos en primer tramo de vuelta a casa.

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