Al sur a la izquierda

¿Neutral de Chacón o neutral de Rubalcaba?

 

Las preferencias de los socialistas ante el congreso federal podrían ilustrarse con un viejo chiste que se contaba mucho en el Ulster: "¿Y tú qué eres, católico o protestante?". "Bueno, yo es que soy ateo". "Ya, ya, ¿pero ateo católico o ateo protestante?". La gracia del chiste no se debe sólo a que ridiculizaría el fanático empeño de uno de los dos interlocutores en incluir al otro en un bando religioso, sino en algo más sutil: en la imposibilidad no sólo política sino también existencial de dejar de pertenecer a uno u otro bando, tal vez porque lo que verdaderamente cuenta en ciertas batallas no es a qué bando pertenezca uno, sino de qué modo, con qué estilo, con qué limites y hasta con qué ironía pertenece cada uno a su propio bando.

 

¿Y tú de quién eres, de Chacón o Rubalcaba? Bueno, yo es que soy neutral. Ya, ya, ¿pero neutral de Chacón o neutral de Rubalcaba? La encarnación paradigmática de esa paradoja es el propio presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que proclamó desde el principio que militaría en lo que con astucia escolástica llamó "neutralidad activa". Desde hace semanas, pero sobre todo desde el miércoles pasado en que cinco de los ocho secretarios provinciales andaluces explicitaron sus simpatías por la exministra de Defensa, es un hecho incontrovertible que Griñán, como dirían los irlandeses, es neutral de Chacón.

 

El presidente andaluz, como aquel Bertrand Du Guesclin que decidió la pugna entre Pedro I y su hermano Enrique de Trastamara, podría decir aquello de "Ni quito ni pongo rey, pero sirvo a mi señor", aunque siendo como es un hombre leído tal vez matizaría ese dicho proverbial de la historia de Castilla echando mano de la sagaz versión que del mismo le dio Sancho Panza a su señor don Quijote para aplacar los amargos reproches de este a cuenta de la lealtad de su escudero: "Ni quito ni pongo rey, sino ayúdome a mí, que soy mi señor".

 

En ese crudo pragmatismo residirían en última instancia los motivos por los cuales Griñán ha optado por Chacón, si bien la ejecución de sus designios se ha llevado a cabo de una manera no ya ambigua a secas, sino ambigua hasta la exasperación, lo cual si bien le ha permitido ponerse a resguardo, dentro de lo que cabe, de los efectos de una posible derrota de Chacón, al mismo tiempo ha desconcertado a sus propias filas y ha rebajado el impacto y la influencia de la opinión de Andalucía en el resto de delegados. O al menos en los más descreídos que llegan hoy a Sevilla sin saber todavía si son ateos católicos o ateos protestantes.

 

Más Noticias