Al sur a la izquierda

El Libro de las Pesadillas de Javier Arenas

 

Si, emulando a Jorge Luis Borges, Javier Arenas se propusiera escribir un Libro de las Pesadillas Imaginarias, que a su vez sería la fiel transcripción de los peores sueños, la relación y síntesis de algunos de sus capítulos sería la siguiente:

 

Pesadilla 1. La jueza de los ERE Mercedes Alaya cae enferma y se ve obligada a guardar cama durante varias semanas sin posibilidad de redactar algún nuevo auto judicial solicitándole a la Junta de Andalucía que le entregue copia compulsada de todas las decisiones adoptadas por todos y cada uno de los delegados de las ocho provincias a lo largo los últimos 30 años, al objeto de comprobar si en alguno de esos actos administrativos hubiera o hubiese habido alguna irregularidad vinculada con los ERE fraudulentos, con la violación del Tratado de Maastricht o, en su defecto, con la conculcación de la Carta de Naciones Unidas .

 

Pesadilla 2. Los socialistas andaluces hacen sus listas electorales en paz y armonía y sin matarse unos a otros (al menos en público).

 

Pesadilla 3. Bruselas y Berlín se ponen bordes con Rajoy y lo obligan a presentar los Presupuestos del Estado a dos semanas de las autonómicas del 25 de marzo. Incluyen recortes bestiales, despidos de empleados públicos, subida del IVA. Rajoy envía a los periódicos un artículo exculpatorio titulado Todo lo que prometí que nunca haría y me he visto obligado a hacer por culpa de Zapatero.

 

Pesadilla 4. El electorado de izquierdas que abandonó al PSOE consigue de forma milagrosa cabrearse con la contrarreforma laboral de Rajoy tanto como se cabreó con la contrarreforma económica de Zapatero y se echa rabioso a las calles, sediento de sangre gubernamental.

 

Pesadilla 5. Un topo de la sede central de Génova filtra a la prensa papeles que demuestran inequívocamente que Arenas no dijo la verdad cuando declaró que los 95.674 euros que cobró del PP en 2010 o los 55.490 que cobró en 2011 eran para pagarse sus gastos de representación, sino que estos las abonaba el partido, como por otra parte sospecha todo el mundo (salvó quizás el PSOE).

 

Pesadilla 6. Griñán decide patearse Andalucía, recorriéndose hasta el último poblacho perdido y hasta la última agrupación local de su partido, como viene haciendo Arenas desde hace cuatro años.

 

Esta última fue la peor de todas. Arenas tal vez se despertó bañado en un sudor frío, corrió a consultar compulsivamente la escueta agenda del presidente para el día siguiente y comprobó con alivio que la Pesadilla número 6, ¡uf!, sólo había sido un mal sueño.

 

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