Al sur a la izquierda

De bancos y hombres

Se llamaba Miguel Ángel Domingo, vivía en Granada, tenía 54 años y se suicidó el 25 de octubre de 2012 simplemente por esto: porque era un hombre, no un banco.

Algunos hombres arruinados se quitan la vida debido a las deudas y a la vergüenza que sienten por no poder pagarlas, pero ningún banco arruinado hace lo mismo.

Miguel Ángel Domingo se quitó la vida porque el banco iba a quitarle su casa. Un banco nunca haría eso. Un banco nunca se quitaría la vida, porque para quitarse la vida debido a que uno no puede pagar lo que debe, para eso es preciso tener vergüenza, y un banco, por definición, no tiene vergüenza. Pero es que además un banco tampoco se quitaría nunca la casa a sí mismo. Pero, claro, un hombre es un hombre y un banco es un banco.

A muchos bancos en España y en otros países les ha ocurrido lo mismo que a Miguel Ángel, deudor y suicida. No es que les haya ocurrido algo parecido, no, no, les ha ocurrido exactamente lo mismo: habían contraído unas deudas que nunca podrían pagar. Pero ahí acaban los paralelismos. Los bancos son deudores, pero no suicidas. El suicidio lo dejan para los hombres. ¿Qué culpan tienen ellos de que algunos hombres se suiciden? ¡Que hubieran sido bancos en vez de hombres!

Algunos hombres honrados se quitan la vida cuando no pueden pagar sus deudas, pero ningún banco honrado hace lo mismo. Los bancos honrados que no pueden pagar sus deudas suelen encontrar a alguien que lo haga por ellos. Es la ventaja de ser un banco en vez de ser un hombre. Lo llamativo es que a quien suelen encontrar para saldar sus deudas es a tipos como Miguel Ángel, aunque no a él solo, claro, sino a miles, decenas de miles, cientos de miles de hombres como él, como Miguel Ángel, sólo que entonces ya no se llaman Miguel Ángel, sino que se llaman Gobierno de tal país o Gobierno de tal otro.

Lo que mucha gente está exigiendo es simplemente esto: que el dinero de los cientos de miles de tipos como Miguel Ángel que se utiliza para pagar la deuda de los bancos y que estos no mueran, que ese dinero se utilice también para aminorar y demorar la deuda de tipos como Miguel Ángel y que estos no mueran ahogados por su deuda y su vergüenza.

Puesto que el título de esta columna ha sido directamente saqueado del patrimonio literario de John Steinbeck, una de cuyas novelas se llama De ratones y hombres, concluyámosla abusando una vez más de su generoso crédito. En otra de sus novelas dos hombres tienen esta conversación:

"El banco no es como un hombre.

Sí, pero el banco no está hecho más que de hombres.

No, estás equivocado. Estás muy equivocado. El banco es algo más que hombres. Fíjate que todos los hombres del banco detestan lo que el banco hace, pero aun así el banco lo hace. El banco es algo más que hombres, créeme. Es el monstruo. Los hombres lo crearon, pero no lo pueden controlar".

Y en otra parte de esa misma novela escribe Steinbeck: "En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y cogen peso, listas para la vendimia".

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