Antonio Baños

Mars attacks, pero ya

En el programa de la CNN Global Public Square de la semana pasada, el resultón economista Paul Krugman dijo: "Una invasión extraterrestre podría sacar a los EE.UU. de la recesión". Y la frase hizo fortuna. "Si descubriéramos que los extraterrestres estaban planeando atacar" argumentó Krugman "necesitaríamos una inversión masiva para contrarrestar la amenaza. La inflación y el déficit presupuestario serían un problema secundario y esta recesión podría terminar en 18 meses" Lamentablemente, quizá sea ésta una de más razonables, serias e inquietantes propuestas para salir de la crisis. Krugman recuerda (porque trabajaba como asesor de los tipos de Enron) cómo se toreó el crack de las puntocom, del que esa empresa fuera detonante y símbolo. En 2001, se deletearon las start-ups de internet mientras se derrumbaba el conchabeo Enron-Arthur Andersen y, con él, el primer capitalismo popular. Fue entonces, en un golpe de suerte, en un giro afortunado, en un guiño de la Historia, cuando nos invadieron los extraterrestres. En lugar de OVNIS, venían en unos aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas pero, a efectos prácticos, tuvieron el mismo efecto estimulante que el de los marcianos que reclama hoy Krugman. Podemos remontarnos también a aquella "Guerra de los Mundos" que de Orson Welles pasó a Pearl Harbour, como ejemplo palmario de que la economía, cuando se le acaban las ideas, tiende a recurrir a los bombardeos para ajustar los indicadores macro. Lo que me parece desoladoramente irónico de la idea es la constatación, no de que EE.UU. necesite una guerra, sino de que no tiene enemigos contra quien librarla. La infructuosa búsqueda del "krugmarciano" es lo preocupante. Irán es demasiado grande y Al Qaeda ya no da miedo ni a Scooby Doo. Se trataría de encontrar una guerra nueva, ilusionante, barata, corta y, a poder ser, victoriosa. Así que, a falta de alienígenas, propongo reeditar la guerra Cuba entre los yanquis y nosotros. Las dos economías lo necesitan, acabaríamos con tanto nacionalista, haríamos promo de Chacón y daríamos faena a los ni-nis. Encontremos un acorazado rollo Maine y hundámoslo. Y a ver qué pasa.

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