Antonio Baños

Feliz cumpleaños, globi

Este año se cumplen 50 años de su nacimiento pero no sabría decirles si goza de una buena salud o vive con preocupantes signos de cansancio. En 1961 apareció por primera vez en el diccionario Webster la palabra globalización. Se sancionaba así un concepto y un proceso histórico que no ha sido en absoluto ajeno a todas a crisis capitalistas que hemos venido sufriendo desde los años 70. Malcolm Waters en su libro Globalization, sostiene sin embargo, que este término, ya aparece impreso en abril del 1959 en la revista The Economist, en un artículo sobre la importación de coches en Italia.
En cualquier caso, la globalización ha sido un proceso que ha pasado por diversas fases. La primera globalización es hija de la creación del dólar como divisa de intercambio mundial y de los treinta años de consumo que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Para cuando el diccionario recogió el término, la globalización empezaba a cobrar dignidad institucional y se planificó su éxito. Era el llamado consenso de Washington. Tras una oleada de desregularización (más bien forzada), llegamos a1994 cuando de crea la Organización Mundial de Comercio (OMC) brazo ejecutor del proceso. Pero cinco años después y en Seattle, pasó una cosa insólita. La globalización, ocultada por los poderosos, fue denunciada por el primer movimiento global de protesta. Antiglobalizar pasó a significar un cúmulo de acciones que han construido la cultura política del siglo.

Hoy, en el año cuatro de la Gran Recesión, el proceso globalizador se ve amenazado. Por un lado hay las tentaciones proteccionistas de la periferia para proteger su tejido productivo. Tenemos también el proteccionismo de los más ricos a través de patentes o políticas comunes (Política Agraria Comunitaria) La moderación del índice de fletes comerciales (el Dry Baltic Index) nos indica también que, poco a poco, ese comercio mundial que preconizaban se va secando.
Tenemos pues un mundo financieramente globalizado frente a otro, el productivo que tiembla. Pero sobre todo, 50 años después, el gran logro de la globalización ha sido que ha conseguido, eso sí, globalizar las resistencias a su éxito.

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