Crónicas Afganas

Vivir empotrado

Desde camp Bastion (Helmand).

Desde tiempos inmemoriales los hombres han tenido la necesidad de contar historias. Las pinturas rupestres de Altamira dan fe de ello... Pero si hablamos de la guerra- que ha acompañado desde el principio de los tiempos al hombre- sucede exactamente lo mismo. Los textos sobre batallas se remontan al inicio de la escritura y entre los ‘plumillas’ más insignes podríamos destacar a Homero como el primer corresponsal de guerra de la historia. Sus odas al asedio y posterior caída de la ciudad de Troya han pasado de generación en generación guardadas en las páginas de la Iliada.

Pero no hace falta remontarse tan atrás en el tiempo para encontrar ejemplos de periodistas que se ganaban la vida ‘narrando’ la guerra. El fotógrafo Robert Capa se pasó toda su vida a pie de trinchera. Primero en España, con la Guerra Civil, luego en Normandia, en la II Guerra Mundial, y más tarde en Indochina- donde finalmente perdió la vida. La guerra no se entiende sin el periodismo. Sin esos hombres y mujeres que se ‘empotran’ con las tropas para vivir y- sobre todo- contar la guerra en primera persona; que es donde se tiene que cubrir y no detrás de una mesa de escritorio...

Dicho lo cual, continuemos... La figura del periodista empotrado ha sido y será muy polémica. Los soldados se sienten observados por nosotros y piensan que esperamos cualquier fallo para caer sobre ellos y contar al mundo lo malos que pueden ser. Pero también somos incómodos para los gobiernos. Las fotografías y las crónicas de los corresponsales empotrados con los norteamericanos en Vietnam pusieron al pueblo en contra de una guerra absurda...

En las guerras actuales la figura del empotrado ha vuelto a cobrar fuerza. Y donde quiera que haya un soldado detrás habrá una cámara de fotos o un periodista con su casco y chaleco corriendo entre las balas para parapetarse en una casa mientras fuera arde Troya. La guerra en primera persona está de ‘moda’ pero las balas o las bombas no distinguen entre periodistas y soldados. Son los gajes de un oficio que comienza a perder sus valores y a dar importancia a cosas que no la tienen... pero ese es otro tema.  

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Un Marine de Estados Unidos pasa por la 'barbería'. Foto: A. Pampliega

En Afganistán o en Irak  cientos de periodistas de todo el mundo han decidido contar la guerra desde el lado del soldado y para ello se debe vivir como ellos. Somos uno más. Dormimos con ellos, comemos con ellos, hablamos con ellos, vemos sus mismas películas., jugamos a las cartas con ellos... En primera línea no hay sala VIP... Todos somos iguales aunque lleves una cámara de fotos o un M-16. Son las reglas y acatarlas te puede granjear ganarte la amistad de unos tipos que fuera de la base están dispuestos a defender tu vida a costa de la suya... Y lo que empieza siendo una relación fría entre dos puntos de vista muy distintos sobre la guerra se acaba convirtiendo en una amistad entre desconocidos.

Pero si hablamos de guerra y de periodistas empotrados; sin lugar a dudas Estados Unidos nos tiene ganada la delantera. Sus departamentos de atención a la prensa- tanto en Afganistán como en Irak- están a años luz de cualquier otro. Desde el primer momento están dispuestos a ayudarte en todo lo que les sea posible y si las opciones para empotrarte no te convienen- algunas provincias en Afganistán tienen listas de espera de varios meses- te ofrecen alternativas que se adaptan en la medida de lo posible a tus necesidades como periodista.

Una vez aprobada tu solicitud... Sólo tienes que llenarte de valor, coger tu casco y tu chaleco y listo. Y como dirían los Guns ‘N Roses. "Welcome to the Jungle"... Para los periodistas freelance empotrarse con las tropas es una forma de ver la guerra desde primera línea pero también una manera muy barata de contarla. Los norteamericanos corren con todos los gastos- transporte hasta las bases, comida, alojamiento- y en un mundillo donde tenemos que contar hasta el último céntimo. Empotrarse es una opción que no podemos dejar pasar y una experiencia para contar a los nietos... Empotrarse es una manera distinta de mirar a los ojos a una guerra larga y tediosa que a diario se sigue cobrando vidas...

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