A ojo

Abusos

Es increíble: los electores españoles votan por el Partido Popular como manifestación de protesta. (También es increíble que el Partido Popular se llame así). ¿No se dan cuenta de que en todo lo que se refiere a las razones de la protesta el PP sería aún peor que el PSOE? (Partido Socialista Obrero Español: un nombre que también...). Claro que el PSOE merece su voto de castigo: lo ha hecho bastante mal al derechizarse para enfrentar la crisis económica traída por la derechización universal del neoliberalismo que muchos llaman admirativamente "la globalización". Pero el PP no merece ningún voto de premio, porque lo hará peor todavía.
Decía aquí mismo hace algunas semanas que es muy raro que la gente vote a la derecha, cuando es precisamente la derecha la causante –en casi todas partes– de la mala situación en la que está la gente.

Cuando las cosas van mal, la gente sale a la calle a manifestarse indignada contra los políticos –se llamen a sí mismos de izquierda o de derecha o, como últimamente se pretenden todos, de extremo centro–, contra los que gobiernan. Así sucede ahora en los países árabes de "despotismo asiático". Así ocurrió hace unos años en los países europeos de "comunismo científico". Así pasa a cada rato en los países de medio mundo gobernados por militares sin pretensión ideológica, sólo respaldados por la cruda fuerza. "El poder nace del fusil", decía Mao Tse-Tung, haciendo eco al "ultima ratio" de los cañones del Ancien Régime. Y resulta que a veces cae el régimen, y a veces no (como diría ese gran filósofo de la canción romántica que es Julio Iglesias: y a veces tú, y a veces yo...).
De esa manera salen ahora los "indignados" de la Puerta del Sol de Madrid a protestar contra un gobierno que genera desempleo y desigualdad. No contra un gobierno: contra un régimen. No contra un régimen: contra un sistema. Lo que hay en Madrid –o en Atenas ayer, o en Davos anteayer– no es un movimiento de protesta contra los políticos, salvo en la medida en que ellos son correas de transmisión de las grandes ("globales") decisiones económicas. Va dirigido en realidad contra el orden económico mundial.
A Dominique Strauss-Kahn, el director del Fondo Monetario Internacional que lleva la batuta en ese orden, lo están juzgando en Nueva York por abusos sexuales. Lo deberían estar juzgando por abusos económicos.

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