A ojo

Literatura

El novelista profesional y economista aficionado Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura (mas no de Economía), apoyó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de su país al hoy vencedor Ollanta Humala, populista de izquierda, pese a que era el candidato más contrario a su propio pensamiento económico neoliberal. Y ahora quiere cobrar su apoyo exigiéndole que adopte en su Gobierno una política económica de libre juego de las fuerzas del mercado. La mano invisible, etc.
Es decir, la política que ha hecho posible el "milagro económico" peruano de la última década, crecido al amparo de la inversión extranjera en minería de oro, plata y cobre (como en los tiempos de la conquista de Francisco Pizarro), y de los tratados de "libre comercio" negociados y firmados por los últimos gobiernos: el del economista formado en Estados Unidos Alejandro Toledo y el del exrevolucionario aprista Alan García, que en su segunda encarnación presidencial se convirtió en pupilo obediente del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Un "milagro" que, a la vez que hacía crecer considerablemente los resultados macroeconómicos del Perú, ha hecho que crezca más todavía el peligroso abismo de la desigualdad entre los ricos y los pobres.

El candidato Humala prometía en su campaña revertir esa tendencia socialmente perversa mediante un vigoroso intervencionismo de Estado. Para él, el libre mercado no era la solución, sino la raíz del problema. Había que subir los impuestos y el cobro de regalías a las multinacionales mineras, y renegociar –o anular incluso– los tratados de "libre comercio", o –como los llamaba él– de "comercio condicionado", que al igualar al Perú con las industrias y agroindustrias desarrolladas e hipersubvencionadas de Estados Unidos y de la Unión Europea lo convierten en importador de todo y exportador solamente de materias primas (y, curiosamente, de espárragos). Y en consecuencia arruinan –aún más, si cabe– a los campesinos peruanos de la sierra y la selva, y a los habitantes de las barriadas de Lima que viven de la economía informal: a los votantes de Humala.
Con la visión de Humala coinciden los más recientes Premios Nobel de Economía: el neokeynesiano Paul Krugman, el globalista arrepentido Joseph Stiglitz. Y es curioso: los dos escriben mejor que Mario Vargas Llosa.

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