Apuntes peripatéticos

‘Triunfo’

En 1962 apareció en los quioscos españoles el primer número de la revista que iba a encarnar, hasta la muerte del dictador, la resistencia intelectual a aquel vergonzoso régimen y el sueño de una España en libertad reincorporada a Europa. La hazaña de Triunfo fue heroica, titánica. Su contribución a la democracia, incalculable. Como ha recordado su fundador, José Ángel Ezcurra, el acoso gubernativo fue permanente ante el éxito de la iniciativa (llevar Triunfo bajo el brazo constituía todo un acto simbólico y desafiante). El hoy mítico número extra "El matrimonio" (1971), por ejemplo, fue secuestrado, el consejo de ministros suspendió la revista durante cuatro meses y se impuso una multa de un cuarto de millón de pesetas.

Cuando murió Franco, Triunfo estaba otra vez bajo suspensión (por un artículo titulado "¿Estamos preparados para el cambio?"). Infinita fue su amargura al no poder comentar aquellos momentos de intensa emoción e incertidumbre. Es más, el primer Gobierno de la monarquía no la indultó, y no hubo más remedio que cumplir íntegramente la condena. Cuando salió otra vez a la calle, el 10 de enero de 1976, se vendieron los más de 166.000 ejemplares en unas horas. Pero el declive era ya inevitable y, en 1982, poco antes de la llegada del PSOE al poder, Triunfo tuvo que sucumbir.
Hoy todos los contenidos de la revista están en la red para gozo de nostálgicos e investigadores (www.triunfodigital.com). José Ángel Ezcurra, un joven que acaba de cumplir los 88 años, puede estar muy contento. Nuestra deuda para con él es impagable. Enhorabuena.

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