Apuntes peripatéticos

Rivesaltes y su Museo de la Memoria

El presidente del département de Pirineos Orientales, Christian Bourquin, lo ha declarado hace poco al corresponsal de Público en París: cuando asumió el cargo encontró en su despacho una directiva autorizando la demolición de lo que quedaba del antiguo campo de internamiento de Rivesaltes, cerca de Perpiñán. Paró, consternado, tan mezquino propósito. Porque se trataba nada menos que de intentar borrar el hecho de que por aquel lugar pasaron no sólo miles de republicanos españoles en 1939 –muchos de ellos asesinados poco después en Auschwitz–, sino un gran número de judíos franceses que tuvieron el mismo terrible destino.

Bourquin ha propuesto la creación, en lo que queda del siniestro paradero, del Museo Memorial del Campo de Rivesaltes. Hasta hace poco, Nicolas Sarkozy no mostraba interés alguno por el proyecto, pero parece ser que ha cambiado de opinión. Según palabras del secretario de Estado de Defensa del país vecino, recogidas asimismo por este diario, la Francia actual no olvida los sufrimientos de aquellos desventurados, ni la contribución a la lucha contra los nazis de los guerrilleros republicanos, ni la participación de luchadores españoles en la liberación de París por Leclerc. El Gobierno, ha dicho, está decidido a apoyar la iniciativa. A partir de 2012, pues, si todo va bien, los grupos escolares que visiten la tumba de Machado y su madre en Collioure podrán subir un poco más hasta Rivesaltes, donde se les explicará, sobre el terreno, la triste suerte corrida por tantos y tantos compatriotas suyos. Es una magnífica noticia.

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