Apuntes peripatéticos

Conservadores

Aunque me cuesta creer que pueda haber gente así, me rindo ante la evidencia. Pero, ¿qué entendemos exactamente por el término? El DRAE más a mano (edición de 1984) me asegura que es conservador quien "profesa las doctrinas políticas que toman en gran consideración la continuidad del espíritu nacional". ¡Del espíritu nacional! ¡Con Franco nueve años enterrado! Consulto en mi pantalla la definición actual propuesta por la Docta Casa: "Dicho de una persona, de un partido, de un gobierno, etc., especialmente favorables a la continuidad en las formas de vida colectiva y adversas a los cambios bruscos o radicales". El "espíritu nacional" ha desaparecido, algo es algo, pero la definición deja todavía mucho que desear. No dice nada, por ejemplo, acerca de la tendencia de los conservadores a querer conservar, sobre todo, su poder y sus dineritos. Porque, al fin y al cabo, si temen a la oposición, roja o rosa, es porque les puede quitar o mermar sus privilegios. Y eso no.

En su variedad subpirenaica, la especie es particularmente hosca y dura y se caracteriza por estar en contra de todo lo que hagan o propongan los demás –aunque en algunos casos puedan estar secretamente de acuerdo–, y por no admitir nunca los errores propios y, mucho menos, disculparse por ellos. Lo vamos a ver mucho más en los próximos tres años, que se prometen extraordinariamente virulentos, sobre todo, ¡perdón!, si mejora la situación económica, como es probable. El PSOE, pese a la crisis causada por los neocons, ha salido bastante airoso de las elecciones europeas. Si yo fuera Rajoy, estaría
temblando.

Más Noticias