Apuntes peripatéticos

Anchuras

Os acordáis? Yo sí, mucho. Corría el año 1988. Después de abandonar el proyecto de Cabañeros (hoy Parque Nacional), el Ministerio de Defensa, con Narcís Serra a la cabeza, había decidido instalar un polígono de tiro para el Ejército del Aire en el municipio de Anchuras, ubicado en las estribaciones de los Montes de Toledo. El Gobierno, demostrando su ignorancia medioambiental y deseoso de complacer a los militares, alegaba que a la comarca le faltaba interés ecológico. En absoluto era el caso. Además de sus otras riquezas naturales, Anchuras tenía una abundancia de grandes aves rapaces, entre ellas algunas parejas de águila imperial, así como de buitres leonados y negros. Todos ellos sobrevolaban constantemente la comarca, lo cual, al margen de otras consideraciones, habría supuesto para la seguridad de los pilotos un riesgo extraordinario.

El pueblo, capitaneado por el benemérito alcalde independiente Santiago Martín, que entonces tenía 25 años, se opuso a la iniciativa (como otra Fuenteovejuna) e inició un movimiento ciudadano, pacífico y verde que iba a durar ocho años, hasta que, en 1996, prevaleció la razón. Anchuras se había ido convirtiendo, entretanto, en símbolo de la lucha medioambiental en España. Algunos opinan que fue decisiva para el feliz desenlace de la batalla la intervención del patrono del pueblo, San Miguel, conocido adversario de proyectos diabólicos. Quién sabe.
Anchuras supo prevalecer contra el mastodonte. Cuando anda por allí tanto alcalde insensible a la ecología, no debemos olvidar la hazaña de Santiago Martín y los suyos.

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