Apuntes peripatéticos

Traje y trato hecho

No he mencionado nunca a mi padre en estos apuntes, pero el asunto de Camps, y, en general, el pegajoso marasmo de corrupción en que está hundido el Partido Popular, me lo ha traído hoy a la memoria, como un "retorno de lo vivo lejano" al estilo de Alberti. Protestante convencido, de profesión empresario, el autor de mis días creía que en la vida y en el trabajo lo fundamental es la ética. Mentir, engañar, aceptar un soborno... eran procederes nocivos y no quería saber nada de ellos. ¡Dios y la honradez sobre todo!

Había en Dublín otro empresario, mucho más conocido que mi padre, cuya manera de actuar le parecía nefasta. Cuando quería atrapar aquel individuo a un cliente importante, ¿sabía yo lo que hacía? Pues entre otras cosas ofrecerle un buen traje a medida. Iba con la víctima por Grafton Street –entonces la calle más chic de la capital–, "recordaba" de repente que tenía que entrar un momento en una sastrería donde le preparaban algo y, mientras le comentaban allí cualquier detalle al respecto, le deslizaba al oído de la víctima su canto de sirena: "Oiga, ahora que estamos aquí, ¿por qué no se hace un traje como el mío? Este sastre es un fenómeno, venga, se lo regalo encantado..." Y el sastre empezaba a medir. Si caía el incauto en la trampa, trato hecho.

Trato hecho y, luego, muy complicada la salida del enredo. Mi padre lo tenía claro: mucho mejor decir que no desde el primer momento, por violento que fuera. Algo que resulta dificilísimo, como estamos viendo, para no pocos políticos.

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