Apuntes peripatéticos

Con José Antonio, en Granada

Se instaló en noviembre de 1972 delante de la entonces Diputación Provincial, en pleno centro urbano. Cuando unos años después llegó la democracia, cuando ya había Constitución, cuando consiguieron los socialistas la Alcaldía, nunca comprendí por qué no quitaron en seguida el ofensivo bodrio. Ofensivo no sólo por los cinco brazos de bronce dando el saludo romano, sombreados por unas alas de águila, sino, sobre todo, por la inscripción esculpida con mayúsculas en el bloque de granito subyacente: "GRANADA A JOSÉ ANTONIO".

¿Granada a José Antonio? Sí, la Granada carca de siempre, donde, según Lorca, se agitaba "la peor burguesía de España", la que ayudó a preparar el golpe, y luego a alentar la matanza y la represión. No la de las familias de los miles y miles de inocentes fusilados en la ciudad y sus alrededores que, a partir de 1972, no tenían más remedio que pasar a menudo delante de un monumento para ellos despiadado y provocador. No lo quitaron los socialistas –con tiempo de sobra para hacerlo– porque, sencillamente, no tuvieron la valentía. Y con la vuelta del PP, quedó garantizada su permanencia.

Estos días se ha reavivado la polémica en torno al monolito. Los populares siguen negándose a retirarlo. Pero ahora con el argumento de que tiene valor artístico y que, por ello, merece la protección de... ¡la Ley de la Memoria Histórica! Entretanto, los mismos ediles han quitado del paredón de los fusilamientos en el cementerio una placa en memoria de los allí asesinados. De verdad, no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza.

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