Aquí no hay playa

Es Madrid, ni más ni menos

Quienes me conocen saben que no me resultó sencillo dar un paso, enorme en lo cualitativo, e incorporarme al trabajo orgánico de Podemos. Igual de complicado me resulta anunciar el final de esta etapa. Durante más de un año he sido miembro del Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos en la Comunidad de Madrid donde he intentado aportar, desde la humildad, mi experiencia y saber hacer. Durante estos meses ha sido mucho el esfuerzo, la ilusión, el aprendizaje, las frustraciones, las alegrías y, sin duda, no han sido pocos los errores.

Considero que dada la deriva del Consejo Ciudadano Autonómico en los últimos meses y la precipitación de los últimos acontecimientos, no tiene mucho sentido que siga formando parte de este órgano. Creo que ha adolecido de una falta de dirección política y ha contravenido la máxima con la que aprendí a hacer política que es valorar el trabajo. No debe resultar nada dramático, siempre he creído que tan importante, o más, que los dirigentes de la organización son los miles de personas que sostienen Podemos.

Esta decisión, aunque algunos medios de comunicación –los mismos que señalan a Podemos por no querer seguir el camino del PP de la mano del tándem PSOE y Cs- se relaman, no responde a ninguna fracción a dimensión estatal. Los motivos se circunscriben al territorio de Madrid y los problemas en el órgano de la Comunidad de Madrid. Los cantos de sirena que llevan anunciando una ruptura de Podemos, un alma bipartita o similar, han sido continuos desde prácticamente su nacimiento. Y supongo que seguirán. Pero nada más lejos de la realidad, estamos todas a una con la recuperación del país para su gente por mucho que a los privilegiados les incomode.

Como decía antes, no ha sido una decisión fácil, pero entiendo que en el marco del nuevo momento político que abrió el 15M en nuestro país hay lugar para que una persona se retire de un espacio cuando cree que ya no puede seguir aportando.

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