Aquí no se fía

Para Rajoy, las culpas siempre son ajenas

El propio Gobierno de Rajoy se está encargando de corroborar la absoluta falta de escrúpulos que caracterizó la oposición del PP desde su inesperada derrota electoral de marzo de 2004 hasta que recuperó el poder hace ya casi un año. Un largo periodo en el que la derecha, jaleada por su coro mediático habitual, no dio tregua alguna a Zapatero, cuyas torpezas amplificó y al que negó el pan y la sal aun cuando la colaboración con él hubiera podido ser conveniente para España.

La investigación de los atentados del 11-M, las políticas de igualdad, la lucha contra el terrorismo, la reforma del Estatut y, por supuesto, su tardía reacción frente a la crisis económica fueron utilizadas de forma inmisericorde para socavar al presidente socialista. El PP, además, no se conformó con intentar deslegitimarlo, con darle la espalda en el Parlamento en los momentos difíciles, con tratarlo como a un muñeco de pimpampum; sino que hizo cuanto estuvo en su mano para dejarlo en ridículo.

A ojos del principal partido de la oposición, Zapatero era la suma de todos los males sin mezcla de bien alguno, el responsable directo de cuantas desgracias aquejaban y pudiesen aquejar a España por los siglo de los siglos. Un vendepatrias, un rojo indeseable, un perfecto inútil, un engendro del maligno...

Durante la segunda legislatura, estando la crisis económica en pleno fulgor, el PP se entregó a la cómoda tarea de culpar a Zapatero de ella, haciendo escarnio de quienes la atribuían con razón a la codicia del capitalismo internacional, uno de cuyos más claros exponentes había sido el colosal fraude de la subprime, que desencadenó el proceso.

En plena campaña de desprestigio, Soraya Sáenz de Santamaría, a la sazón portavoz del Grupo Popular en el Congreso, llegó a decir sin pestañear que "la prima de riesgo en España se llama Zapatero", con lo que pretendía trasladar a la opinión pública la certeza de que la calma volvería a los mercados cuando ocupara la Moncloa un presidente competente y serio.

Sin embargo, casi once meses después de la llegada de Rajoy, la diferencia entre el bono español y el alemán sigue en un nivel parecido al de entonces, con grave riesgo para la sostenibilidad de nuestra deuda. Eso sí, la causa ahora no es la gestión del Gobierno, faltaría más; sino las tensiones derivadas de la debilidad política y financiera del euro.

El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha llegado a precisar que, atendiendo a la situación real de España, la prima de riesgo no debería superar los 200 puntos básicos; o sea, menos de una tercera parte de la que ha llegado a ser..., por culpa -claro está- de Zapatero.

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