Aquí no se fía

El reconocimiento del fracaso de las políticas de austeridad

La Comisión Europea ha dado una muestra más de su asombrosa capacidad para decir digo donde había dicho Diego. Siete Estados miembros van a disponer de más tiempo para reducir sus desajustes presupuestarios a los niveles exigidos por Bruselas. Entre ellos figura España, que debía haber situado el año próximo su déficit por debajo del 3% del PIB y ahora cuenta hasta 2016 para lograrlo. Eso significa que durante el presente ejercicio podrá llegar al 6,5% en vez quedarse en el 4,5% inicialmente previsto.

La ampliación del plazo supone sin duda un alivio de la fuerte presión que los ajustes están ejerciendo desde mayo de 2010 sobre las cuentas públicas. Pero no es la recompensa por ningún mérito del Gobierno, como sus portavoces oficiales y oficiosos intentan hacernos creer. Todo lo contrario: supone el reconocimiento de su absoluta incapacidad para alcanzar los compromisos contraídos por España en esa materia, a pesar de los duros sacrificios que se han impuesto a los ciudadanos.

Una prueba de tan abochornante fracaso es lo ocurrido el año pasado, cuando el conjunto de las administraciones tuvo un déficit superior al 10%, incuyendo los 40.000 millones del rescate del sistema financiero. Esa marca empeoró incluso la cosechada en 2011 por el último de Gobierno de Zapatero, sistemáticamente acusado de manirroto por la derecha. De poco sirvieron las subidas del IRPF y del IVA, los drásticos recortes en sanidad, educación y dependencia o la pérdida del poder adquisitivo de las pensiones.

Así las cosas, disminuir el déficit público al 4,5% del PIB en 2013 era sencillamente una quimera, so pena de haber puesto España al borde de un auténtico estallido social. Ésa es la razón por la que la Comisión ha decidido abrir la mano, aparte –claro está– del impacto catastrófico que la austeridad a ultraza ha empezado a tener sobre las economías de los países más ricos y particularmente sobre la de Alemania. Gracias a esa política, el conjunto de la Unión Europea estaba en recesión al término del pasado trimestre.

Como consecuencia de ello, otros seis Estados miembros se han beneficiado del aumento del plazo para recortar el déficit público. Francia, Polonia y Eslovenia dispondrán también de dos años más, y Portugal, Bélgica y Holanda, de uno solo. A cambio, todos tendrán que darle un impulso a sus reformas estructurales pendientes, lo que ya sabemos qué supone: más sacrificios para los trabajadores, empezando en España seguramente por las pensiones. Por eso, de premio por los logros del Gobierno de Rajoy, nada de nada.

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