Aquí no se fía

¿Nos quiere engañar otra vez Rajoy?

Mariano Rajoy es un maestro del disimulo; sobre todo, en vísperas electorales. Durante la campaña previa a las legislativas de 2011, intentó hacernos creer que el gasto social era "sagrado" y que iba a proceder a una rebaja general de los impuestos. Pura mentira, como el tiempo pronto se encargaría de demostrar.

Recién llegado al Gobierno, so pretexto de reducir el déficit heredado de los socialistas, adoptó un primer paquete de medidas de ajuste que incluía 9.000 millones de recortes en el gasto público, con la congelación del sueldo de los funcionarios y del salario mínimo interprofesional, entre otras cosas.

En ese momento, no se atrevió a más porque las autonómicas andaluzas estaban convocadas para el 25 de marzo y descubrir todas sus cartas hubiera arruinado buena parte de las posibilidades de Javier Arenas, que aspiraba a derrotar por primera vez a los socialistas en las urnas.

Las elecciones se celebraron, su candidato ganó pero no con el suficiente margen para gobernar, y sólo cinco días después –cinco– Rajoy se descolgaba con un durísimo proyecto de Presupuestos Generales, cuyo objetivo era ahorrar 27.000 millones de euros en 2012 y cumplir el déficit fijado por Bruselas.

No contento con ello, el 9 de abril, planteó una disminución adicional de 10.000 millones, repartidos justo entre los dos capítulos que se había comprometido a no tocar: el de educación y el de sanidad. Después vendrían la rebaja del poder adquisitivo de las pensiones, la del subsidio de desempleo, la subida del IVA, la supresión de la desgravación por vivienda, etc., etc, etc.

Pocos meses tardó Rajoy en mostrar su verdadera cara; ni siquiera el tiempo necesario para que su burla a los electores no se notara demasiado.

Ahora, con las europeas a tiro de piedra, el presidente del Gobierno ha vuelto por donde solía: asegura que, gracias a su gestión, la economía se encuentra en el buen camino y que los españoles no seremos obligados a hacer nuevos sacrificios, a pesar de las insistentes advertencias sobre el riesgo de un rebote del déficit que llegan desde Bruselas.

¿Estará disimulando otra vez Rajoy? ¿Estará mintiendo de nuevo? ¿Nos está preparando alguna desagradable sorpresa para después del 25 de mayo? Entonces quedará un año para que las urnas vuelvan a abrirse en las municipales y autonómicas de 2014, y un año es un plazo muy tentador para alguien tan aficionado a coger las tijeras.
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