Aquí no se fía

La deuda de Rajoy con el empleo

La mal disimulada euforia con que el Gobierno recibió ayer la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al cuarto trimestre del año pasado, no aguanta un análisis en profundidad de los datos, que ponen de manifiesto el catastrófico balance de la gestión del PP en materia de empleo. Por mucho que Rajoy, Guindos o Montoro quieran hacernos creer que gracias a sus políticas las cosas están mejor, hay una realidad incontrovertible: hoy tenemos en España 170.400 parados más y 583.900 puestos de trabajo menos que cuando ellos llegaron al poder en diciembre de 2011.

Es verdad que en 2014 se rompió la tendencia destructiva y, por primera vez desde el inicio de esta larga crisis, hubo una creación neta de empleo, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifra concretamente en 433.900. Pero fue tanto el daño sufrido por el mercado laboral durante los dos años anteriores, sobre todo como consecuencia de la reforma laboral de febrero de 2012, que va a ser muy difícil acabar la legislatura con registros mejores que los existentes cuando comenzó. Para lograrlo serían necesarios casi 600.000 nuevos puestos de trabajo en 2015, que no es moco de pavo.

Aunque lo consiguiera, parece improbable que Rajoy pueda reparar de aquí a las próximas elecciones generales el deterioro que durante su mandato se está produciendo en las condiciones de contratación. Durante los tres últimos años, el número de trabajadores fijos, por ejemplo, cayó en 421.000 y el de los que están a jornada completa, en más de un millón. Por no hablar de los salarios, en particular de los de entrada, que han cambiado la percepción sobre los mileuristas, antes vistos como un ejemplo de la precariedad laboral y que para demasiados españoles son hoy motivo de envidia.

En esta situación, nada tiene de extraño que continúe aumentando el éxodo económico, a pesar de las encendidas proclamas del Gobierno acerca de la inminencia de una recuperación que de momento sólo se aprecia, si acaso, en algunas grandes cifras. La población activa se redujo a lo largo de 2014 en 44.100 personas, que unidas a las que salieron del mercado de trabajo en 2012 y 2013 hacen un total de 413.500 para los tres primeros años de la legislatura. Casi medio millón de trabajadores, entre los que hay muchos inmigrantes repatriados y miles de jóvenes españoles que perdieron la confianza en su país.

Sin esa fuga masiva, que avergonzaría a cualquier Gobierno con sensibilidad social y con un patriotismo más allá de lo puramente folclórico, España estaría otra vez en el entorno de los seis millones de parados, una barrera que ya se superó en 2012 por culpa de la reforma laboral de la que Rajoy dice sentirse tan satisfecho.

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