Aquí no se fía

La peculiar "recuperación" de Rajoy

El fracaso del discurso de la recuperación ya había quedado claramente de manifiesto en todas las encuestas publicadas con anterioridad, pero las elecciones andaluzas han proporcionado la ratificación empírica que faltaba. El desastroso resultado obtenido por el candidato del PP a la Presidencia de la Junta obedece en gran medida a que los ciudadanos dudan de que la tan cacareada mejora económica sea real. Y muchos creen además que, aun cuando lo fuera, el Gobierno no ha hecho un reparto equitativo de los sacrificios exigidos para salir de la crisis. Lo que puede traducirse en que el veredicto del domingo pasado sea sólo un pequeño anticipo de la factura que se le va a seguir pasando al cobro a Mariano Rajoy a lo largo de las próximas citas con las urnas.

De la persistente debilidad de la economía española y, en cualquier caso, de lo injustas que son las políticas aplicadas por el PP so pretexto de fortalecerla pueden dar buena cuenta, sobre todo, los asalariados. En 2014, que Rajoy y su gente bautizaron como "el año de la recuperación", el mercado laboral siguió marcado no sólo por las altas tasas de paro, sino también por la precariedad. La inmensa mayoría de los contratos firmados fueron temporales y/o a tiempo parcial, y apenas ocho de cada cien tuvieron carácter indefinido. El sueldo medio, por su parte, volvió a bajar, mientras la jornada efectiva de trabajo subía seguramente más de lo que muestran las estadísticas oficiales, porque éstas sólo contabilizan las horas cotizadas a la Seguridad Social.

Si 2014 no fue un buen año para los trabajadores, tampoco el común de las empresas no financieras tuvo motivos para echar las campanas al vuelo. Los datos de la Central de Balances divulgados ayer por el Banco de España reflejan un aumento de los beneficios del 170%. Pero, a nada que se profundice en ellos, el cariz empeora notablemente. El resultado ordinario, es decir, el derivado de su actividad normal, se redujo un 7,4%, que contrasta con la subida del 4,5% registrada en 2013. La explicación a esta aparente paradoja estriba en que muchas empresas se dedicaron a vender activos en cantidades apreciables, y las plusvalías así obtenidas les sirvieron para mejorar sus cuentas.

Las que no tienen derecho a quejarse de 2014 son las grandes compañías pertenecientes al Ibex, que ganaron en conjunto 32.000 millones de euros, un 41% más que durante el ejercicio anterior. Para entender la magnitud de esa cifra, ahí va un dato que recientemente proporcionó Público: son tres mil millones más de lo que el Estado se gasta en protección al desempleo. Por supuesto, no a todas les fue igual de bien, aunque la mitad ya han anunciado su propósito de aumentar el dividendo. Los accionistas de estas sociedades no son, sin embargo, los únicos que están de enhorabuena: los directivos del Ibex se embolsaron en 2014 un 16,3% más que en 2013 y los miembros de los consejos de administración, un 22,7%. Ellos sí pueden decir que ya perciben la recuperación.

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