Aquí no se fía

Rajoy, ese gran gestor

¿Recuerdan aquello de que "no se debe gastar lo que no se tiene"? Seguro que sí, porque Mariano Rajoy lo viene repitiendo desde hace años como si fuera el principio inspirador de toda su política económica. "No se debe gastar lo que no se tiene". Pues bien, a pesar de los duros sacrificios que nos ha impuesto a los españoles desde que está gobernando, ese principio, que en su boca parecía un incontestable dogma de fe, él no lo ha cumplido. Pero ni de lejos. Antes al contrario, después de criminalizar sin matices el déficit público, lo ha seguido cultivando durante toda la legislatura, haciendo mangas y capirotes de una de sus principales promesas electorales. De otra más, en realidad.

Les voy a dar algunos datos para que vean hasta dónde llega este incumplimiento, aunque vaya por delante que para mí el déficit es un instrumento más de la política económica y que sus detractores no tienen otras razones que las puramente ideológicas. Miren ustedes: José Luis Rodríguez Zapatero dejó en 2011 un desequilibrio en las cuentas públicas algo superior a los 101.000 millones de euros. Ahí estaba incluido todo, también parte de las primeras ayudas que el Estado concedió a la banca al principio de la crisis del sistema financiero, que por tanto dinero nos está saliendo a los españoles, a pesar de las promesas, primero del PSOE y luego del PP, de que no nos costaría ni un duro.

De 101.000 millones en 2011 se pasó a casi 61.400 en 2014, último ejercicio cerrado hasta ahora. Es decir, que con la bajada de los sueldos de los funcionarios, la congelación de las pensiones en términos reales, los recortes en sanidad, educación, dependencia y servicios sociales, las subidas del IRPF y el IVA, entre otras medidas, Rajoy recortó el déficit unos 40.000 millones de euros en tres años. En porcentaje sobre el PIB, la disminución fue inferior a cuatro puntos (del 9,4 al 5,8%), muy lejos desde luego de las exigencias iniciales de la Unión Europea, que ha tratado a Rajoy con bastante más condescendencia de la que éste ha dispensado a Grecia desde la llegada de Alexis Txipras al poder, por miedo a que un éxito del líder de Syriza acabe dando alas en España a sus amigos de Podemos.

Sin embargo, esos 40.000 millones de euros de menor déficit son sólo una parte de la realidad de las cuentas del Estado bajo el mandato de Rajoy. Hay otra, de la que se habla mucho de unos días a esta parte, que es la situación de las cuentas de la Seguridad Social y que no resulta tan favorable. Durante su permanencia en la Moncloa, Rajoy ha dado sucesivos hachazos al Fondo de Reserva, más conocido como hucha de las pensiones, porque no había suficiente dinero para pagarlas, debido a la persistencia del  paro, la caída de los salarios y a las bonificaciones a la contratación. ¿Y saben cuánto ha sacado de la hucha? Pues miren ustedes qué casualidad: 41.000 millones de euros, casi lo mismo que se ha reducido el déficit público. Aunque, eso sí, la Seguridad Social dispone hoy de menos de la mitad del margen del maniobra con que contaba en 2011 para hacer frente a la jubilación masiva de los españoles nacidos al calor del baby boom, allá por 2023-2024, que es para lo que el Fondo de Reserva se creó.

El uso que se ha hecho de las cuentas públicas explica que los esfuerzos exigidos a los españoles desde aquel infausto mes de mayo en que Zapatero se arrugó frente a Angela Merkel no hayan servido para bajar el endeudamiento de España, sino todo lo contrario. En 2009 debíamos 568.700 millones de euros y ahora sobrepasamos de lejos el billón, después de los 300.000 millones en que la cifra ha crecido con Rajoy. Por eso, sus políticas amparadas en la impostura de que "no se debe gastar lo que no se tiene", además de causar mucho sufrimiento hoy, han contribuido decisivamente a dejar una losa que harán falta varias generaciones para levantar. Salvo que las cosas se empiecen a hacer de otra manera tras las próximas elecciones.

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