Aquí no se fía

Unos Presupuestos que descolocan a la derecha

La truculencia con la que el PP y Ciudadanos han acogido el pacto presupuestario entre el Gobierno y Unidos Podemos demuestra su incapacidad para digerir la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. El PP sigue sin aceptar su desalojo del poder a través de la moción de censura, y Ciudadanos anda como resentido desde que el triunfo de ésta dio al traste con sus prometedoras expectativas electorales.

El miércoles se oyeron en el Congreso palabras muy gruesas contra el presidente del Gobierno en boca de Pablo Casado y de Albert Rivera, que no son últimamente un encomiable ejemplo de moderación. Uno y otro, aunque con distintas palabras, han profetizado que los Presupuestos para 2019 llevarán a España a la ruina, porque expanden el gasto y establecen algunas subidas de impuestos.

Ambos se han presentado como defensores de las clases medias, que -según ellos- pagarán la factura de tanto dispendio, como si eso no fuera así siempre, pues no en vano constituyen la principal mina de exacción fiscal en cualquier país desarrollado. ¡Claro que las clases medias van a pagar la factura de las políticas sociales acordadas por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias! Pero esta vez no sólo ellas.

La subida del IRPF y del Impuesto sobre el Patrimonio a quienes más tienen era una deuda pendiente que debió saldarse hace tiempo para atenuar el impacto de los tristemente célebres recortes. Hay demasiada gente que se ha quedado en el camino porque el Estado prefirió abandonarlas antes que exigir un esfuerzo mayor a los que podían haberlo hecho. Ya era hora de un resarcimiento.

¿Y qué decir de la fiscalidad de las empresas? Las deducciones del Impuesto de Sociedades son un auténtico coladero, que permite que su contribución a las arcas públicas sea mucho menor de la que debiera. No es de recibo que, con un tipo nominal del 25%, las del Ibex paguen poco más del 6%, ni que la recaudación sea aún la mitad que antes de la crisis, pese a la recuperación de los beneficios.

Poner un tipo mínimo del 15% -todavía diez puntos por debajo del nominal- paliará esta anomalía, y está por ver que conlleve los efectos catastróficos en inversión y empleo que pronostica la derecha. Unos efectos en los que se ha escudado Pablo Casado para rajar en Bruselas del proyecto de Presupuestos y pedirle a Merkel que sea tan exigente con Pedro Sánchez como lo fue con Mariano Rajoy. Es decir, que siga jodiendo a los españoles.

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