Cuaderno de Bitácora

Levamos anclas sin permiso

Desde ayer por la noche, la tripulación del Arctic Sunrise –el barco de Greenpeace que salió el pasado martes de Valencia y que el miércoles frenaba la descarga de carbón de un navío coreano– sabía que el barco abandonaba hoy el puerto de Tarragona, con permiso de las autoridades o sin él. En la pizarra instalada en el comedor, podía leerse que los motores deberían estar listos para las ocho de la mañana, hora estimada de la salida, si bien el barco seguía detenido por orden de la Capitanía Marítima de Tarragona.

A la hora señalada, la tripulación ha comenzado a izar el ancla. En el puente, el capitán estaba tranquilo. A través de la radio, se ha recibido un comunicado de Tráfico de Tarragona: "Para su información y propio interés, tenemos que informarle de que las autoridades del puerto no han confirmado autorización para que leven anclas".

"OK, lo sabemos", ha respondido con cortesía el capitán, Pete Bouquet: "Gracias por la información". Tráfico de Tarragona se ha despedido en iguales términos, con corrección.

Al existir órdenes contradictorias de Capitanía Marítima y Autoridad Portuaria, Greenpeace ha abandonado su posición en el puerto obedeciendo a esta última, si bien ha manifestado su intención de pagar la fianza e interponer el recurso correspondiente ante las sanciones impuestas.

La tripulación del Arctic Sunrise sigue con sus faenas con total normalidad. "Al principio, me ponía muy tenso", admite Daniel, contramaestre del navío, "pero finalmente te acostumbras".

El parte meteorológico anuncia un empeoramiento del tiempo, con vientos de componente norte y fuerza 4/5. El movimiento del Arctic Sunrise es mucho más acusado hoy, a pesar de que la tripulación asegura que "esto no es nada". Algunos de los invitados ya acusan los efectos del mareo y se ven obligados a permanecer en cubierta.

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