Puntadas sin hilo

BARÇA

Ver jugar al Barça es irritante. Yo ya no lo veo. Prefiero sufrir con el Real Madrid. Es tan enorme la superioridad del equipo catalán, y a menor escala la del Real Madrid, que habría que cambiar nuestros sistemas de competición para que tuvieran interés.

Antes del comienzo de la temporada, aposté con Manolo Lama a que el Barça no perdería ni un punto durante el año. Se rió de mí. Cierto que el Barça se dejó tres puntos en los primeros partidos, pero después ya conocen la historia, manitas incluidas con tanto 5 a 0 cabreante. Le dije a Lama que el Barça había perdido esos puntos no deliberadamente pero sí al igual que los jugadores de ajedrez puedan dar una torre de ventaja al contrario para igualar la partida.

 Y eso es lo que habría que hacer: establecer un hándicap anual. El Real Madrid no le ganaría al maravilloso Barça ni aunque jugara con 12. Y los demás equipos no ganarían al encristianado Real Madrid ni aunque jugaran con 12 y medio y muchos ni con 13. Igual que en el golf, carreras de caballos y otros deportes existe el hándicap, ventaja en golpes o peso a los débiles, en el fútbol también debería acordarse, y otorgar, por baremo, cuatro o tres  puntos de ventaja a los económicamente débiles. Solo así la Liga y la Copa tendrían emoción. Porque ser del Almería o de la Real Sociedad únicamente por amor a la tierra es muy duro.

 El Barça es el Mozart del fútbol. Mezclado con Bach. Y lo grave es que tiene partitura para rato.

 Y encima son maestros de la corrección y la exquisitez: ayer lo demostró alineando el equipo de gala ante el Betis.

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