Puntadas sin hilo

La boda

 

Hasta ayer yo era monárquico sin efusión, o más bien, de los llamados y criticados juancarlistas, por agradecimiento de lo que hizo este señor aquel 23F, por el que, sin su intervención, muchos a estas horas estaríamos con el cuello rebanado, y porque el hombre ha sido discreto y nada petulante. Por eso me conmueve verle ahora torpón de andares, como si no estuviera muy bien de salud.

Pero ver a la realeza británica, española y europea en "la boda" me ha convertido en cuasi republicano, a falta de un empujoncito, cosa que ya sé que a ustedes les importa un pimiento.

Seguir la narración del acontecimiento por boca de la callista y asesora literaria de Camila Parker fue digno de un fino reality-show verbal y visual: El reality-show de las Monarquías europeas.

Que el día en que sale la Encuesta de Población Activa con cerca de cinco millones de españoles sin trabajo, las noticias trascendentales en España sean el expediente al entrenador Mourinho y la boda con estos elegidos de la tierra resulta descorazonador. Ver sus trajes, joyas,  y vestidos, coches y gastos estúpidos me pareció humillante. Cierto que el pueblo, y el español no iba a ser menos, necesita de cuentos de hadas para mitigar sus carencias. Pero ver a estos señores y señoras tan engreídos, tan considerar natural sus privilegiadas posiciones, tan unidos por su pertenencia a esa clase y casta superior, repugna toda sensibilidad.

Porque, además, ¿de qué viven todos ellos? Todos tienen mansiones magníficas. Príncipes y princesas de la Rusia ya inexistente, de países centroeuropeos que han superado tal sistema de gobierno, princesas y duquesas de ignotos países, todos tiene modos de vida insultantes. Y a nuestros príncipes se les veía muy ufanos y orgullosos de su integración en el clan.

Sí, decididamente la austeridad y lo comedido solo puede venir ya de la República, al igual que ocurre en la inmensa mayoría de naciones del mundo.

La boda ha sido el certificado de defunción de lo obsoleto, de lo estúpido, de de lo pretencioso, de injustas glorias pasadas que estos personajes quieren mantener. Dejemos que la Historia avance. Porque la principal consecuencia de la boda será la cantidad de republicanos que habrá generado.

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