Puntadas sin hilo

Desahucios

 

¿Pero no se les abren las carnes a Zapatero y a Rajoy (menos) al ver las caras llorosas y sufrientes y al tiempo agradecidas a los indignados que en ocho ocasiones ya han acudido a impedir que los desalojen de sus casas por impago de una hipoteca tramposa y leonina? Yo por mi parte hace muchísimo tiempo que no he visto nada tan emocionante como la fotografía publicada ayer en portada por este diario. Sin concomitancias directas, no sé por qué me vino a la memoria la famosísima e histórica fotografía de la niña desnuda que lloraba huyendo de las bombas en una carretera del Vietnam. Es exagerado, pero a estos ciudadanos de hipotecas impagadas los bancos y los políticos tratan de desnudarlos de su bien material más necesitado como es la vivienda, y en la mayoría de sus casos lo han conseguido, bombardeándolos con la miseria y el napalm de la desesperación de ellos y de sus familias.

Porque, con independencia de que puedan permanecer de momento en sus casas, ¿cómo creen que será la angustia que habite en sus cabezas, pensando que mañana, o pasado si hay suerte, volverán para echarles? ¿Se puede vivir así? Es una demostración brutal del dolor que se puede causar a los demás. Es la tortura mercantilizada y politizada. No, no va Botín, no va Zapatero, no va el juez: va un funcionario. ¿Qué van a hacer?  Ya se sabe, la ley, es la ley, hay que cumplirla, fiscales y jueces actuarán y  procesarán, condenarán y multarán a quienes los han ayudado y a ellos, antes o después, vendrá la grúa de la indecencia para expulsarlos de sus hogares.

Ni siquiera son capaces de pactar al menos una moratoria hasta que el desahuciado o alguien que conviva tengan trabajo, como trata de defender Cayo Lara y al que en una reacción extemporánea le arrojaron un cubo de agua. La democracia española es tan implacable (para lo que les conviene) como cruel (para lo que no les conviene). Frente a este bochorno social no hay leyes que valgan.

Zapatero y Rajoy, Rajoy y Zapatero. ¿Pueden hacerlo entre ambos? Sí. Sin duda alguna. Luego, si no lo hacen es porque no quieren. No valen otras razones. Que sepan los españoles la catadura moral, política y social de estos señores.

Es lo más grande y hermoso y práctico que han hecho los indignados, precisamente por práctico. Esperemos que continúen haciéndolo. Cada trimestre se triplica el número de desahucios.

Y si esto se considera una rectificación por mi parte, buena sea. Me felicito a mí mismo por ello. Esa mujer llorando y abrazada a una indignada jamás se borrará de mi corazón.

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