Puntadas sin hilo

Oslo

 

 

El muy prestigioso sociólogo francés y premio Príncipe de Asturias 2010 de Comunicación y Humanidades, Alain Touraine, escribía hace poco más de mes y medio que "El único movimiento importante hoy en Europa es la xenofobia".  Prueba de la veracidad de esta afirmación es que la extrema derecha, preferente defensora del rechazo a lo diferente "inferior", se va asentando con fuerza en todos los países europeos, incluidos nuestros más próximos vecinos Francia e Italia.

En sociedades que creemos pacíficas como Noruega, en la que "nunca pasa nada", mimada por la corta demografía y la Naturaleza virgen y con petróleo, en esa sociedad en la que la policía no lleva pistola, esa sociedad en la que se entrega el Premio Nobel de la paz, la violencia impensadamente gana campo en todos los órdenes:  Noruega ocupa el segundo lugar de los países de Europa en violencia de género con una tasa del 6,58% de asesinatos cometidos por cónyuges, compañeros o exparejas por cada millón de mujeres, mientras en España esa tasa es del 2,44%.

La violencia, del signo y sesgo que sea, política, social o religiosa, es el gran mal moderno, importado de EEUU y asumido con gusto en Europa. Por eso no es casualidad que los asesinatos de Noruega, con especial afectación de los 84 de jóvenes laboristas, esto es, socialistas de 14 a 17 años, sean consecuencia de tal violencia y xenofobia. Es aterrador y digno de lágrimas sentidas, pero no caigamos en el buenismo noruego. Toda aproximación exclusivamente sentimental a una historia es incompatible con el análisis racional de la misma. Nos conmueve tantísimo porque es nuestro mundo y porque son blancos y rubios. Si esos mismos hechos hubieran ocurrido en Ruanda, la conmoción apenas sería perceptible, pasaríamos la página.

La extrema derecha ¿supone un peligro en España?  No parece, al menos en tal grado. Pero existen fuertes muestras de racismo en la convivencia, y en las decisiones políticas, recordemos los ya abundantes casos de Catalunya. Pero por fortuna, el carácter latino es más abierto a la mescolanza racial. Aunque rezongar sí que rezongamos, y ya se preparan leyes. Como en toda Europa.

Finalmente decir que cuando se unen la intransigencia social, política y religiosa, el explosivo está preparado y a falta de mecha. Los dementes conscientes o inconscientes no dejan de ser culpables.  Como el asesino de Oslo. Pero no solo él.

Siento haberles decepcionado; y me duelen, claro que me duelen, esos muertos.

 

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