Puntadas sin hilo

La educación de los hijos

 

 

Si no la mayor, es una de las mayores responsabilidades que un padre tiene a lo largo de su vida: cómo educar a un hijo. Es un tópico, pero, como todos los tópicos, cierto que esa edad es crucial en la concepción futura de la vida del hijo colegial, especialmente de los 12 a los 16 años. Esa etapa marcará el resto de su vida.

El lector remontaremos plantea el tema, y aduce que él mismo y su mujer dudan de si será mejor enviar a su hijo a un colegio público o a uno privado. En cualquier caso esta duda les honra, porque miles y miles de padres lo deciden en función de motivos secundarios, como puede ser la proximidad del colegio, y no estrictamente por la calidad de enseñanza que sus hijos vayan a recibir.

Creo, en contra de una opinión muy generalizada, que el noventa por ciento del éxito o fracaso de la educación de un hijo recae en el colegio, antes que en los propios padres. El colegio es la clave. Los profesores que hemos tenido son nuestros auténticos padres intelectuales. Ellos nos quedarán eternamente en el recuerdo y en el consciente. Veremos la vida a través de lo que nos han enseñado y recordamos y sabemos. Por eso, y ya sé que inmediatamente me acusarán de antirreligioso, si un cura es quien nos enseña, nuestra educación y nuestro futuro estará condicionado, basado y lastrado por sus enseñanzas, cuando no doctrinas más o menos subrepticias. Si, por el contrario, la enseñanza proviene de un maestro civil –no he dicho ateo ni anticlerical- incuestionablemente, en mi opinión, la enseñanza será más objetiva y conforme con los auténticos cánones de la libertad humana. Así, y resumiendo, creo que si se decide enviar a un hijo a un colegio privado, no debe ser en ningún caso a un colegio religioso si verdaderamente los padres quieren que su hijo sea un ser libre y con capacidad de aprendizaje y decisión no sometidas a enseñanza marcada por la propia concepción de la vida de los profesores. Creo, pues, que los egoísmos ideológicos y sentimientos religiosos del padre no deben impedir que se configure en una sola dirección lo que su hijo aprenda. Y no hace falta perder un segundo en aclarar que la ideología está presente en cualquier materia que se enseñe.

En cuanto a la preferencia entre colegio público o privado, la cuestión ya es menos clara. Teóricamente, siempre es más conveniente un colegio público: hay una mejor formación profesional de los enseñantes; y constituyen una garantía absoluta del cumplimiento de la norma legal vigente en materia educativa. Pero la realidad de la enseñanza en España hace que la duda surja con fuerza. Lamentablemente, cada uno, yo entre ellos, hablamos por los casos concretos  que conocemos y por la influencia que en nuestras opiniones tiene la información mediática recibida; en un colegio privado existe mayor implicación familiar de los padres porque tienen mayor nivel de concienciación; se están cargando la educación pública, se invierte poco en educación, y se está dejando la pública para los inmigrantes. Creo que éste es un asunto de muchísimas aristas, y no me atrevo a pronunciarme con rotundidad. ¿Está garantizada la misma calidad en los dos? La disciplina, ¿es la misma en uno que en otro? ¿Y el régimen de castigos? ¿Obedece la educación a una cuestión social y de clase, económica o del corte que sea? No sé contestar a todo eso. Quizás soy un reaccionario, pero intuyo que si tuviera un hijo en edad escolar, lo matricularía en un colegio privado. Además de por reaccionario, porque pienso que la enseñanza sería más precisa, honda, y menos dispersa. Ustedes perdonen. Pero, como siempre, mi opinión no tiene que ser la que cuente, sino que la que vale es la de ustedes. Y desearles al lector remontaremos y mujer que acierten. Decidan lo que decidan, son intelectualmente honestos y responsables.

 

En este trascendental asunto de la educación, y más allá del punto concreto abordado hoy, existen decenas de cuestiones importantísimas. Solo apuntar a) que la necesidad perentoria de un Pacto de Estado de Educación por supuesto incluye la educación escolar en todas sus fases, y b) la conveniencia o no de que el Estado subvencione y tenga concierto económico con cualquier colegio. Los trataremos.

 

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