Puntadas sin hilo

Imposible España

 

 

Es evidente que un país en el que no exista un mínimo entendimiento en lo económico, y en el que los ciudadanos abominan de los políticos y de los jueces no puede ser un país con entidad democrática suficiente.

Ese país es España.

Aquí nadie es honesto, salvo uno mismo.

Los políticos son unos zánganos, y nos engañan con sus ocultas riquezas. Las opiniones de los extremos ideológicos son coincidentes y desalentadoras.

Los jueces son prevaricadores, y dictan sus sentencias en tributo a quienes les han nombrado.

Todo el mundo desconfía de todo el mundo, y el que no desconfía es un ingenuo.

Se trata de llegar al poder o mantenerse en él, nunca de coordinarse para conjuntamente solucionar la crisis económica.

Los parados son espectros, números abstractos, disculpas para atacar al otro. Todo vale, incluso politiquear con la miseria.

La policía, por supuesto, sigue siendo fascista.

Es mejor salirse del euro, aunque no se sepan las consecuencias y los ignorantes las inventan y afirman que no sería tan grave, pese a los denodados esfuerzos que vemos de Grecia para no salirse y caer en la bancarrota.

Cobra fuerza la opinión de que pronto España será intervenida.

La corrupción es seña generalizada de identidad de España, especialmente la urbanística, aunque también la otra.

Los nacionalismos y antinacionalismos están exacerbados.

La educación, una bomba de racimo; los maestros, unos traidores.

La austeridad ha de ser la de los otros.

Los anteriores nos engañaron. Y los anteriores, y los anteriores; el anterior siempre engaña.

Lo que no hay es confianza, y eso que la venden en los hiper.

Los desprotegidos están, legítimamente, que trinan su desesperación, y hablan todo el día de revoluciones hipotéticas deseadas.

La clase media, la que queda, vive en la indolencia y la complaciente resignación, les basta con decir que todos son lo mismo.

Los ricos ni están ni se les espera.

El neofascismo de la mano dura, durísima, avanza y está al llegar.

El pasado sigue siendo de plomo.

La Monarquía fue impuesta bajo coacción. Parte importante del pueblo reclama República.

La Constitución es papel mojado, y más que acaban de mojarlo recién.

Los votos no nos representan. No todos los votos valen lo mismo.

Cunde la desesperanza en nuestra propia estima.

 

¿Es posible España así, o es una impostura?

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