Puntadas sin hilo

Zapatero se ha vuelto loco

 

 

Sí, creo que Zapatero se ha vuelto loco. En sus estertores políticos se dedica a tomar las medidas que su seguro sucesor, el PP, no quiere. Con lo cual deja un nido de conflictividad próxima. Y las toma, además, como si fueran las convenientes y necesarias, cuando las que ha tomado son las que fundamentalmente y en una larga cadena nos han llevado actual del raquitismo de España:

Promesa a Pascual Maragall de que aprobará el Estatuto que Catalunya decida. Y que luego no cumple, y genera distancias profundas con la Comunidad y sus ciudadanos.

Regala a la Iglesia Católica el privilegio de que definitivamente no tenga la obligación de autofinanciarse. Aparte la lluvia de millones anuales con que la obsequia, y ello incumpliendo la norma constitucional de que España es un Estado aconfesional.

Cede espectacularmente a los deseos neoliberales de Europa, y desvía las esencias de un mínimo socialismo decente. A partir de ahí, recortes y más recortes, siempre a los más desprotegidos, y amparándose en que o no son recortes, o son necesarios, o no van en contra de los débiles.

Se convierte en una marioneta de Europa.

Pierde la confianza de los sindicatos.

Trata, ingenuamente, de hacerse amigo de banqueros y empresarios ricos y poderosos.

Los intelectuales le dan la espalda.

Mantiene la confusión sobre su continuidad o no, dañando al Partido.

Se salta las primarias, en un alarde de trilero.

Pero él no se marcha (el deber le llama).

Coloca la alfombra roja para la entrada triunfal de Rajoy.

Cambia la Constitución en un punto importante para el devenir económico de España, acogiéndose a la disculpa de que no se exige referéndum y que hay que hacerlo a toda urgencia. No figuraba este cambio trascendente en el programa socialista.

Sigue gobernando (y legislando, ésa es la verdad) como si nada pasara, y con unos ministros complacientes y unos diputados sumisos. No muestra la menor prudencia, en su apariencia de personaje calmo.

No acoge ninguna de las solicitudes del nacido Movimiento 15-M, equiparándolo con algunas buenas palabras a lo marginal, como también declaró el expresidente Aznar.

No intenta una reforma electoral correcta para atender los deseos de los partidos pequeños y de cientos de miles de ciudadanos.

Toda España, PSOE incluido, y la ciencia de la demoscopia también, prevén una histórica catástrofe electoral.

¿Le recordarán sus desencantados seguidores la noche del 20-N aquél  "Zapatero, no nos falles"?

Siempre le quedará la disculpa vergonzante de la gravedad de una crisis.

Y también le quedarán cinco millones de parados.

Zapatero o la historia de un desacierto.

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