Puntadas sin hilo

Lo que de verdad sería emocionante

 

 

La fotografía de los cinco millones de parados levantando la copa del fin del desempleo.

Que los políticos eliminasen las luces de Navidad y dedicasen el ahorro a pagar la luz de los ciudadanos que no pueden pagarla.

Que los políticos eficaces se dedicasen, especialmente los autonómicos y municipales, a pensar qué impuestos podrían suprimirse, y no a pensar qué nuevos impuestos pueden implantar.

Ver a la Familia Real visitando a un miembro encarcelado.  Sería un modo de acabar con la corrupción generalizada del país.

Ver a los diputados votar libremente y sin tener que someterse a la disciplina de partido.

Que todos los votos de los ciudadanos computasen igual, fuera cual fuera su circunscripción.

Ver a José Bono en la cola del INEM para apuntarse al paro.

Que el 15-M hubiese triunfado.

Que los ciudadanos confiasen en la Justicia.

Que los medios de comunicación no manipulasen.

Que desapareciese la televisión basura.

Que los Reyes Magos existiesen.

Tener alzheimer de la guerra.

Que Botín se había arruinado.

Que no quedasen fanáticos ni intolerantes en el mundo.

Anular todo desde los iberos, y comenzar de nuevas.

Reencarnarse.

Que el PSOE hubiese ganados las elecciones y por error se hubiese dicho que las había ganado el PP.

Que todos los españoles tuvieran una vivienda digna o un alquiler asequible.

Que la Iglesia se autofinanciase.

Que se llegase a un acuerdo en Educación.

Que física y realmente le creciesen la nariz y las orejas a los políticos que mintiesen.

Y sobre todo:

Que ETA se disolviese.

Salir de la crisis.

 

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Gota del día: Definitivamente, Mariano Rajoy es un miserable, desde el punto de vista político. Si hubiera que destacar algo de su discurso de investidura, debería ser la varias veces repetida solicitud de ayuda de todos para solventar la crisis. Justo lo    que él se negó a prestar una y otra vez estando en la oposición.

 

También, dentro de su ruindad, habría que señalar su afirmación de que no hará distinción entre españoles buenos y malos.  ¡La misma mañana en que negaba a 330.000 ciudadanos vascos tener una representación parlamentaria equitativa!

 

Ganar cuando ya no vale.  Y hacer méritos para seguir.  Ése podría ser el resumen del debate de investidura, en el que Rajoy fue claramente derrotado por Rubalcaba, en una inútil victoria.

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