Puntadas sin hilo

Exquisitos magistrados

 

 

De ningún modo creo que el Partido Popular sea heredero del franquismo. Del mismo modo que tampoco creo que el PSOE actual sea continuación del socialismo de su fundador Pablo Iglesias, o el Partido Comunista dominante en Izquierda Unida sea representación del comunismo clásico e histórico. Las comparanzas serían ridículas. Todos se han atemperado y acoplado a las posibilidades de los tiempos actuales. Así pues, ni nostalgia ni acusación interesada.

Por ello tampoco creo que los magistrados del Tribunal Supremo que desde hoy juzgarán a Garzón por los llamados ‘crímenes del franquismo’ tengan esa significación ideológica y profesional. Cuestión distinta, y grave pero parece que insoluble, es la división nítida entre conservadores y progresistas. Pero ya digo que insolubles, porque también todos somos o conservadores o progresistas, o al menos eso nos creemos, obnubilando, deformando y desviando nuestros criterios, que en el caso de los magistrados del Tribunal Supremo resulta más dañino si no son capaces de prescindir de sus querencias y sustituirlas por un esfuerzo máximo en ser ponderados en la interpretación de las leyes.

Tampoco nosotros, nadie, es objetivo, y se puede decir que honesto, en nuestra posición favorable o desfavorable hacia el juez Garzón.

Los crímenes incuestionables cometidos por quienes disfrutaban del poder durante el periodo franquista ¿constituyen genocidio y crímenes de lesa humanidad imprescriptibles o no?  Ésa es la cuestión básica, y que se sobrepone a la decisión parlamentaria de una Ley de Amnistía. (A propósito, no está de más señalar la responsabilidad del PSOE en tal Ley, y la chapuza bienintencionada de la Ley de Memoria Histórica que propiciaron).  El juez Garzón prefirió acudir a la lesa humanidad constreñida, así como a la legislación internacional refrendada por España.

El caso es que las víctimas siguen sin recibir satisfacción ni política ni judicial ni mediática ni, sobre todo, humana. Alguien, quien fuere, tendrá que arbitrar una solución a ese drama que convierte a España en una fosa arqueológica e inexplorada de sus horrores. No se los puede silenciar por la cobardía ciudadana e institucional.  ¿Es el juez Garzón el único capaz de remover esta atrocidad histórica?

Las conciencias de los magistrados, ya que no han renunciado en bloque a juzgar en cumplimiento de la imposibilidad legal de tal renuncia, deberían agitarse inquietas y dudar que la ley, la estrictísima ley supuestamente aplicable, sea siempre la garantía de la justicia. Yo, desde luego, en el supuesto de ser magistrado del Tribunal Supremo, me negaría a juzgar, aunque me sancionasen. Y en todo caso opinaría que la generosidad en la interpretación de las leyes socialmente tan dolorosas, está por encima de mis no dogmáticas creencias y restricciones ideológicas. En el futuro podría dormir mejor absolviendo que condenando por algo política y judicialmente tan vidrioso, impreciso e incierto.

 

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Gota del día:  200 millones de niños trabajan en el mundo, con jornadas de 14 horas y salarios miserables. El 61% de ellos en Asia, donde se fabrican la mayoría de los componentes de ordenadores, teléfonos y tabletas.

 

Gota 2: El sueldo de Iñaki Urdangarin en Telefónica fue de 1,4 millones de euros en el año 2010.

 

Gota 3. En un recuadrito de la primera página del diario El País viene una noticia que, en mi opinión, es la clave y explicación de la crisis: ‘Las agencias de calificación trabajan a favor del dólar’.    Mientras Estados Unidos no consiga hundir el euro y consagrar el dominio absoluto del dólar no terminará la crisis.

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